miércoles, 15 de agosto de 2012

MATEMÁTICA K: SCIOLI X MACRI= 2013

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES

La estrategia kirchnerista infiere que mientras “menos” sean las chances de Scioli y “menos” las posibilidades de Macri, “más” serán las propias de vencer el año que viene.
Un viejo proverbio chino indica que “si realmente quieres que algo se concrete, nunca admitas cuanto lo deseas ni exageres tu interés; sino todo y todos se conspirarán para impedirlo”. Una vez más, se podrá encontrar en la sabiduría oriental el trasfondo de la pelea y enfrentamiento que la Presidenta mantuvo encarnizadamente con Daniel Scioli en los últimos meses, y con Mauricio Macri esta semana.
Detrás de estas peleas individualistas o personales se esconde la verdadera razón del problema que acoge a Cristina Fernández de Kirchner. No es, como muchos piensan, la proyección del Gobernador bonaerense o el Jefe de Gobierno porteño como candidatos presidenciales en el 2015 lo que verdaderamente le preocupa. Quizás sí sea un atenuante, pero no hay que irse tan lejos en el tiempo para encontrar el objeto del conflicto, sino que el ultra kirchnerismo piensa en el 2013 cuando menoscaba las imágenes de estos dos enemigos.Macri y Scioli, dos potenciales candidatos. Imagen: po.org.arMacri y Scioli, dos potenciales candidatos. Imagen: po.org.ar
Cierto es que la meta principal es la re-reelección de Cristina para un próximo período, pero habrá que recorrer un largo camino para llegar hasta esa instancia en el 2015. Por esta razón el 2013 es un año trascendental y decisivo en ese propósito. Será el próximo año cuando los argentinos renovaremos a los legisladores (Diputados y Senadores) que elegimos en el 2009.
Vale recordar que ese fue el comicio que Néstor Kirchner perdió en la Provincia de Buenos Aires con Francisco De Narváez, por los daños colaterales de la crisis del campo.
Las bancas necesarias
La política y la matemática (o cualquier otra ciencia exacta) no suelen llevarse bien, pero en este caso nos remitiremos –brevemente- a los números para entender por qué Cristina está tan empecinada en dañar las imágenes de Scioli y Macri.
Hoy, el Frente Para la Victoria cuenta con 116 Diputados Nacionales que obedecen ciegamente a Cristina. Debido a la pésima elección de los “K” en el 2009, en el 2013 Cristina sólo renovará 39 de esos 116. La gran mayoría de los legisladores “K” se consiguieron con el rotundo triunfo de octubre pasado, con el famoso 54% del que tanto se jacta la Presidenta.
Si bien es cierto que la imagen positiva de Cristina cayó bastante, obteniendo un promedio de sólo el 40% (casi 15 puntos menos que en octubre), el kirchnerismo sumaría de 13 a 16 diputados más. Así, pasaría de tener 116 a 132 representantes en la cámara baja y sólo le faltarían 40 para alcanzar los dos tercios necesarios para apoyar cualquier normativa sin necesidad de respaldos ajenos.
Con una elección aceptable, Cristina allanaría el camino para reformar la Constitución Nacional e imponer la re-reelección indefinida que le permita perpetuarse en el poder. El plan hegemónico que diseñaron el propio Néstor y el Chino Zannini incluía una mayoría absoluta en la legislatura. La “inoportuna” crisis del campo le impidió al kirchnerismo concretar su plan en el 2009. En el 2013, no quieren que Scioli, Macri o De la Sota les vuelvan a postergar el plan.
La meta es clara: no bajar del 40% en las elecciones del próximo año. Para cumplirla, se romperá cualquier tipo de límite o código. Por ello no debe sorprender que el kirchnerismo acuda a las armas más amorales para golpear a quienes quieran entrometerse en su diagrama. Prueba de esto es lo sucedido el fin de semana pasado durante la transmisión de los partidos de fútbol.
Se utilizó a “Fútbol para todos” para machacar sin demarcaciones la figura de Mauricio Macri por el paro de los subtes. Recordemos que esta transmisión es una iniciativa del Estado y no del kirchnerismo; todos los argentinos aportamos para que esa televisación sea posible. Es decir, Cristina logró que el Estado (Nacional) vaya contra el Estado (Porteño).
Plan B
Todas las encuestas que encarga el Gobierno Nacional traen malas noticias para Cristina. No hay estudio que no marque un descenso en la imagen de la Presidenta y un ascenso en las de Macri y Scioli. En enero, CFK le sacaba 30 puntos en un supuesto enfrentamiento contra Macri, hoy esa diferencia se redujo a solo 7 puntos.
Ante ese panorama, si el kirchenerismo no cumple con la meta de llegar al 40% el año que viene, los “ultras K” ya tienen un plan B: seducir a los radicales con un sistema semi presidencialista. En 1994, muchos radicales creían que lo conveniente era instaurar una reforma que permita un sistema parlamentario, restándole poder al presidente y creando la figura de un Primer Ministro (similar al sistema gubernamental de Francia).
De esta manera, en el 2015 Cristina pondría a un delfín como Presidente y se edificaría como una super Primera Ministra. No es la idea que más convence a la Presidenta, pero no se descarta como última alternativa.
Ante este escenario, los operadores “K” se encuentran “tanteando” y tentando a varios legisladores radicales. Varios teléfonos que suenan pertenecen a muchos de aquellos que se ponen melancólicos al recordar que con este sistema parlamentario no hubiese caído Fernando De la Rúa: “Si Fernando hubiese podido poner a Duhalde como Primer Ministro, seguramente habría terminado su mandato”, sostienen.
Existe una premisa que los “K” tienen como estandarte y que no deja lugar a dudas: con el Plan de Néstor y el “Chino” o con la segunda alternativa, ni Scioli, ni Macri son necesarios. Por el contrario, resulta imperioso que sus imágenes se debiliten.
...

MARX MARCA EL RITMO DE LAS POLÍTICAS DE CRISTINA

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES

No se trata de Karl -fundador del marxismo- sino de Groucho, el comediante estadounidense. La Presidenta se encuentra frente a dos problemas sin solución.

El estadounidense Groucho Marx fue actor y escritor pero su faceta más recordada es la de comediante. Su estilo hacía que –muchas veces- sus frases se transformaran en genialidades que combinaban la diversión y la crueldad para definir la realidad. Tal es el caso de la siguiente, que bien sirve para precisar el clima político que vive la PresidentaCristina cometió una de las peores aberraciones de los últimos tiempos: avaló y defendió el accionar de los barrabravas. Imagen: InternetCristina cometió una de las peores aberraciones de los últimos tiempos: avaló y defendió el accionar de los barrabravas. Imagen: InternetCristina Fernández de Kirchner durante su segundo mandato: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Observaremos en el siguiente análisis cómo CFK hace palpable el latiguillo de Marx en dos casos puntuales: su férreo enfrentamiento con el Gobernador bonaerense Daniel Scioli y la relación del kirchnerismo con las polémicas barras bravas.
El cinismo de Cristina
En el marco de la inauguración de un nuevo sistema de seguridad para el ingreso de los "hinchas" a los estadios de fútbol, Cristina cometió una de las peores aberraciones de los últimos tiempos: avaló y defendió el accionar de los barrabravas. Son conocidos los lazos que unen a estos personajes con el kirchnerismo: el proyecto de “Hinchadas Unidas Argentinas” (que supervisó personalmente Máximo Kirchner) le permitió a las barras argentinas viajar al Mundial de Sudáfrica sin ningún tipo de restricciones o controles.
Luego de afirmar que muchos hechos de violencia adjudicados a las barras tienen una clara intencionalidad política, Cristina se despachó con frases como la siguiente: “Es como si de repente aparecieron delincuentes, porque yo no quiero hablar de barrabravas, porque soy hija de una hincha, fanática como es mi vieja, se agarraba al alambre así y se sigue agarrando al alambre; fui esposa de un fanático también de Racing y soy madre de un hincha fanático, así que yo quiero hablar solamente con el corazón y desprovista de todos los intereses espurios que muchas veces se mezclan en estas cosas, entremezclados con la política, entremezclados con los intereses de poner una situación como si fuera inédita y nueva en la República Argentina”.
¿Hay alguna defensa más pragmática de estos personajes que la de la propia Presidenta?Para Cristina no se trata de seres violentos que se manejan con una imputabilidad descarada, sino de “hinchas del corazón”; incluso trató al ex presidente Néstor Kirchner como a un "barrabrava".  El cinismo de Cristina nos quiere convencer de que personajes como Rafael Di Zeo, Mauro Martín, Alan y Wiiliams Schlenker, etc. son hinchas apasionados de fútbol equiparables a cualquier fanático (como su ex marido o su hijo).
Pero la irreverencia de la Presidenta no quedó allí, ya que más adelante sentenció: "Además, otra cosa que también tengo que decir, cuando se arman bardos no se arman solamente bardos en la “popu”, se arman también bardos en la platea. Yo he visto agarrarse a piñas en la platea entre gente, inclusive, del mismo club porque tienen diferencias con respecto a la jugada del arbitro, a lo que opinan del técnico, a lo que opinan del fútbol”.
Para entender el párrafo anterior, vale aclarar que los barrabravas solo se ubican en la popular ("‘popu", como la llama Cristina). La Presidenta intensifica su defensa, intentando asemejar a los integrantes de las barras con los hinchas que van a la platea. ¿Es cierto que también hay incidentes en las plateas? Sí, es cierto. ¿Es cierto que son incomparables con los delitos que los barras provocan –con total impunidad- en cada partido de fútbol en casi todos los estadios de la Argentina? Sí, es cierto. Solo un obtuso o cínico podría negarlo o intentar confundirlos. Cristina lo hizo.
Al filo del abismo
En los últimos días, el Gobierno Nacional decidió ponerle "pausa" a los reiterados ataques hacia el Gobernador de Buenos Aires. Luego de un período de más de un mes donde todos los funcionarios ultra "K" denostaron a Scioli, se produjo un parate en la embestida contra el bonaerense.
¿Notó Cristina que un enfrentamiento entre los dos líderes políticos más importantes no es aconsejable o recomendable para un país que se apresta a enfrentar una crisis económica? Para nada. Lejos está la Presidenta de –siquiera- acercarse a ese análisis. La ruptura con Scioli es un hecho, nada ni nadie lo impedirá.
¿A qué se debe –entonces- el parate de los agravios? A las encuestas, un elemento vital en la metodología política kirchnerista. Lo hacía Néstor con su famosa libretita, y lo hace Cristina con métodos más avanzados: día a día se revisan los estudios de opinión y análisis de los referentes políticos. En las mismas, la figura de Scioli no frena su crecimiento, mientras que la imagen de Cristina ya perdió más de 25 puntos con respecto a la úlitma elección (la del famoso 54%).
La Presidenta decidió romper las dos grandes alianzas que le permitieron acceder a su reelección con un porcentaje de popularidad inusitado. Primero, con Hugo Moyano; después con Daniel Scioli. Cristina no titubeó a la hora de dejarlos en ridículo y quitarles todas las "facilidades" que les ofrecía Néstor. Las reacciones de los ex aliados fueron radicalmente diferentes, pero con el mismo resultado. Mientras Moyano escogió el estilo combativo para romper con el oficialismo, Scioli prefirió la pasividad y dejarle a Cristina la tarea de ser la principal protagonista de la ruptura. Los asesores del Gobernador bonaerense insisten en que es el "pacifismo" lo que hace crecer la figura de Scioli, ¿por qué interrumpirlo entonces?. Como dijimos, el resultado fue el mismo: en ambos enfrentamientos, la imagen más perjudicada fue la de Cristina.
Retomando las palabras del humorista estadounidense, fue Cristina la que buscó el problema (el enfrentamiento), la que lo encontró (la irracionalidad de sus pedidos logró que Scioli decida no seguir obedeciendo obsecuentemente sus caprichos), la que hizo un diagnóstico equivocado (pensando que Scioli dimitiría de su cargo), y también es ella la que está proponiendo remedios equivocados.
Cristina se encuentra atrapada en un laberinto sin salida en el que se superponen los errores. Mientras en el caso de los barrabravas sacrifica la voluntad popular (es abrumadora la porción de la sociedad que los rechaza) para no romper con sus aliados que le garantizan la fuerza de choque (imprescindible con Moyano afuera del oficialismo); en el enfrentamiento con Scioli, privilegia su figura y decide poner en "stand by" la embestida contra el bonaerense.
Con las encuestas en la mano, el seno íntimo del kichnerismo (Zannini y Máximo) siente la decepción: no importa cual sea el comportamiento de Cristina, los números continúan bajando.
...

LA PRESIDENTA SIGUE COSECHANDO ENEMIGOS; AHORA, DE LA SOTA

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
El Gobierno nacional continúa acumulando malas noticias: el Gobernador cordobés puso de manifiesto sus diferencias con el kirchnerismo.

En Córdoba lo apodan “Gallego” por su obstinación para conseguir lo que desea. En esta oportunidad, eligió una frase irónica para marcarle el territorio a la Presidenta: “Es más fácil conseguir un DNI con cambio de sexo que poder comprar dólares”. José Manuel De la Sota se suma así a su par bonaerense y al líder gremial camionero para conformar un frente interno (dentro del Partido Justicialista) opositor al Gobierno Nacional de Cristina Fernández de Kirchner.
Para entender el enfrentamiento de CFK con el Gobernador cordobés hay que remontarse bastantes años en el tiempo. Aunque con varios encontronazos, la relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007 A partir de esa fecha, todo cambió. Córdoba dejó de ser “K”.La relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007.  A partir de esa fecha, todo cambió. Imagen: lainternaprovincial.com.arLa relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007. A partir de esa fecha, todo cambió. Imagen: lainternaprovincial.com.ar Durante los cuatro años que el “Gallego” se mantuvo en las sombras de la política cordobesa, se pudo disimular el enfrentamiento; pero con De la Sota nuevamente como Gobernador, los chispazos no se hicieron esperar.
El bochorno del 2-S
Con ocho años como máximo líder de Córdoba en sus espaldas, en el 2007 De la Sota se vio obligado a poner su carrera política en stand by. La Constitución cordobesa permite dos mandatos consecutivos; por ello, el Gobernador pretendía concretar sus sueños presidenciales en dicho año. Conocedor del clima político que vive la sociedad, De la Sota advirtió que no podía enfrentarse a Néstor Kirchner en el 2007.
Consecuentemente, De la Sota tenía un solo objetivo en mente: conseguir una victoria rutilante en Córdoba (mediante su delfín Juan Schiaretti) que le sirva de punto de partida para su candidatura a la Rosada en el 2011. Mediante un pacto implícito con Néstor en el que De la Sota apoyaría a Cristina como candidata y el pingüino no haría lo propio con Luis Juez (su acérrimo rival, que –a su vez- mantenía buenas migas con muchos funcionarios kirchneristas), todo parecía estar controlado para el “Gallego”. Pero el destino le deparó un cambio dramático en sus planes: las elecciones a gobernador del 2 de septiembre arrojaron un resultado tan dudoso como sorprendente. Los cordobeses eligieron no respaldar ciegamente a De la Sota y –luego de fuertes denuncias de fraude- su candidato obtuvo un triunfo hiper cuestionado, superando por tan solo centésimas a Luis Juez. Pasada la catástrofe del 2-S, el delasotismo se percató de un par de secretos que pusieron los pelos de punta a su líder natural.
El entonces Jefe de Gabinete Alberto Fernández había trabajado activamente para el candidato del Frente Nuevo, Luis Juez. Y no estaba solo: más de la mitad del Gabinete “K” deseaba que el progresista y carismático enemigo de De la Sota arribe a la gobernación de Córdoba. El entorno más íntimo del entonces ex Gobernador aseguraba que De la Sota era consciente de que la posición de Alberto Fernández reflejaba la intención sincera de Néstor.
Fue semanas después del 2-S cuando la relación entre el pingüino y el “Gallego” se rompió irrevocablemente. En un llamado que Néstor le hizo a De la Sota en la previa de una visita de campaña de Cristina a Córdoba, los rencores no se pudieron ocultar. Fruto de ello, en las elecciones presidenciales de octubre de 2007 Cristina obtuvo en Córdoba una pésima elección. Si bien ganó categóricamente en todo el país, en tierras cordobesas quedó en tercer lugar detrás de Roberto Lavagna y Elisa Carrió.
El momento de la venganza
Cuatro años y medio debió esperar José Manuel De la Sota para vengar aquel 2-S. Luego del alejamiento de Hugo Moyano y la consumada (aunque inconclusa) ruptura con Daniel Scioli, la Presidenta necesita más que nunca del apoyo de los “caudillos” provinciales para garantizar su liderazgo. La imagen de Cristina viene en picada (cayó más de 15 puntos según las encuestadoras) y el 54% que tanto ostentaba solo queda en la memoria de los “K” más fanáticos.
En ese marco, el Gobernador cordobés salió al cruce de Cristina y le declaró públicamente que no piense en encontrar en Córdoba a un aliado para los tiempos difíciles. La política arbitraria del kirchnerismo no tiene poder sobre el mandatario cordobés, que logró hacerse de un abultado “colchón” para sobrepasar la crisis económica actual y no tener los mismos problemas que Scioli a la hora de pagar los aguinaldos.
Con el Gobernador cordobés en la vereda de enfrente, el Gobierno Nacional se gana un enemigo de los que se consideran “pesados”. El interrogante que surge de este avistamiento es si la Presidenta tendrá la capacidad para llevar a delante un país sin el apoyo de los cuatro distritos más importantes del país.
Mauricio Macri en Capital Federal, Daniel Scioli en Buenos Aires, Antonio Bonfatti en Santa Fe y –ahora- José Manuel De la Sota en Córdoba conforman un frente opositor que representa más del 75% de los votos. Si a eso le sumamos la obstrucción de Hugo Moyano, ¿Podrá el –virtual- 54% (que, según las encuestadoras, hoy es un 35%) contra todo? ¿Cuenta la Presidenta con el respaldo suficiente como para mantener su modelo de política arbitraria?¿O las oposiciones que sufre obligarán a Cristina a ejecutar un cambio dramático? En ese caso, ¿Es –Cristina- una persona capaz de cambiar y reconocer los errores cometidos?
...

viernes, 20 de julio de 2012

CRISTINA SE DIRIGE HACIA LA AUTODESTRUCCIÓNR

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
Con la amenaza de una inminente crisis institucional por la ruptura con Scioli, la Presidenta se enfrenta a una situación límite.
En su Leviatán, Thomas Hobbes explica que “cuando un hombre está frente a una situación límite, tiene dos caminos: el cambio o la autodestrucción, que siempre suele ser inconsciente o sin intención”. El Leviatán constituye la obra póstuma de Hobbes, que sirvió al estudio de la teoría política como un manual de la naturaleza humana y organización de la sociedad.
Quien es recordado como uno de los pensadores más importantes de la filosofía política, continúa su tesis de “situación límite” expresando que “quien apela al cambio es aquel que tiene un fuerte sentido de autocrítica y cuenta con la grandeza de ‘saber escuchar’ a los demás, lo que le permite descubrir el estado en el que se encuentra”.
En el otro polo, Hobbes sitúa a quienes considera como “autoritarios”. “En este tipo de personalidades, se obstruye la viabilidad de cambio ante un problema; la única salida es el desgaste del escenario hasta llegar a la autodestrucción”, sostiene el filósofo inglés para luego culminar: “Generalmente, quien padece este escenario no se da cuenta de su situación y si lo hace, actúa mediante su inconsciente”. Vale agregar que Hobbes fue un experimentado a la hora de hablar sobre las situaciones límites y el miedo: “El miedo y yo nacimos gemelos”, sentenció para reflejar su relación con el temor.¿Cuál será el próximo paso de Cristina?. Imagen: rambletamble.blogspot.com¿Cuál será el próximo paso de Cristina?. Imagen: rambletamble.blogspot.com
Cristina ante una situación límite
Si hay algo que distingue a la atmósfera política nacional, es el punto límite al que llegó la relación entre sus dos máximos referentes: la Presidenta de la Nación y el Gobernador de Buenos Aires (que representa –poblacionalmente- la mitad del país). Ambos consolidaron su poder en las elecciones del año pasado al superar el 50% de los votos; es cierto que Cristina consiguió el famoso 54% (53,96 según la Junta Electoral), pero debe recordar que Scioli obtuvo el 55,06% en su distrito. A su vez, todos los análisis políticos coincidieron en que el 54% de Cristina se edificó –en gran parte- gracias al porcentaje obtenido por Scioli en Buenos Aires.
Todos los niveles que componen la sociedad argentina tienen en claro que la relación entre la Presidenta y el Gobernador no tiene retorno. En el ámbito político, no existen dudas de ello: los “ultra K”, los “anti K”, los “sciolistas” y lo que queda de oposición no lo niegan. En las últimas horas trascendió que Scioli se comunicó con un senador radical para pedirle respaldo ante una inminente ruptura y el legislador le dijo “que no dude con el respaldo de su partido ante un rompimiento con el kirchnerismo”.
En la prensa, el enfrentamiento ya es un hecho. Las columnas dominicales de los diarios más representativos hablan del escenario político inmediato con Scioli fuera del kirchnerismo. Por primera vez en mucho tiempo, Van Der Kooy (Clarín), Morales Solá (La Nación) y Vertbisky (Página 12) coinciden en algo: el mandatario bonaerense y la Presidenta no llegarán juntos al 2015.
Por último, la sociedad ya vislumbra la separación. Las encuestas más recientes sobre imagen y proyección ponen a ambos en la elección a Presidente del 2015. El pueblo no se sorprenderá cuando Scioli oficialice su partida del oficialismo porque ya lo idealizó en ese lugar.
Muestras de saturación
El futuro inmediato de la Argentina trae aparejado una crisis institucional inevitable. La ruptura entre los dos máximos mandatarios ejecutivos del país es el origen inexorable de una crisis de tal calibre. Quienes estudian al kirchnerismo en detalle, adelantan que Cristina ya está dando sobradas muestras de la antesala de dicha situación.
Aún sabiendo que se trata de una figura autoritaria, se pueden distinguir las siguientes conductas de la Presidenta como pruebas de su saturación:
  • Aunque siempre fue “mandona”, nunca había llegado a los niveles actuales de autoritarismo. Por ej.: durante la inauguración de Tecnópolis en Tucumán, se la observó “sacada” ordenándole a un camarógrafo que corra su instrumento de trabajo.
  • El encuentro del Intendente Darío Díaz Pérez con la Presidenta volvió a ser noticia. Se conoció que no estaba solo el mandatario de Lanús; eran varios los intendentes que visitaron a Cristina en Olivos. Morales Solá (La Nación) manifestó que uno de los intendentes le confesó: “Nunca imaginé a un presidente hablando así de un gobernador”.
  • Para demostrar que es ella la que manda, Cristina decidió sacarle 1800 millones a la provincia de Buenos Aires. La desesperación que vive la Presidenta no la deja entender que no es a Scioli a quien se los quita, sino al millar de empleados que debía cobrar el aguinaldo.
  • La ceguera de Cristina pone al descubierto conflictos reales del Gobierno argentino. En uno de sus interminables discursos, Cristina se refirió al Ministro de Economía de España (Guindos) como “el pelado ese”. El exabrupto les permitió a los españoles aseverar que el problema del kirchnerismo no es con Repsol, sino con el Gobierno español.
  • Desde el momento en que Hugo Moyano se rebeló contra el oficialismo, Cristina fue clara: “Quiero convertir a Moyano en un cadáver político”. Lejos de ello, el camionero se consagró esta semana como el jefe reelecto de la CGT. Moyano logró juntar a la mayoría de los delegados; casualmente (para algunos no se trató de casualidad, sino de un mensaje a Cristina) el 54%. Más allá de obtener el liderazgo unánime de la CGT, Moyano demostró que está muy lejos de ser un “muerto político”. Cristina debió entender que sus caprichos ya no se cumplen mágicamente.
  • La obnubilación que sufre la Presidenta no la deja comprender que Buenos Aires es responsabilidad del Gobierno Nacional. No es un distrito como Capital Federal, Córdoba o Santa Fe, lugares a los que la sociedad los tiene identificados como “opositores”. Si Cristina se jactó de Buenos Aires cuando le aportó millones de votos, debe entender que esos votantes esperan que Cristina se los retribuya.
Siguiendo a Hobbes, es claro que tanto Daniel Scioli como Cristina Fernández de Kirchner se enfrentan a una situación límite. El Gobernador depende básicamente (además de su propia voluntad de no renunciar) de los legisladores “anti K”, ya que si ellos deciden no hacerle frente a los “destituyentes mariotistas”, el futuro de Scioli como Gobernador tiene los días contados. Sin embargo, sus antecedentes hacen pensar que tenemos en Scioli a una persona que sabe escuchar y es propensa al cambio.
Radicalmente diferente es la situación de Cristina. Encontramos en la Presidenta a una persona a la que Thomas Hobbes calificaría como “autoritaria”. Si obedecemos al filósofo inglés, el futuro de Cristina no es para nada auspicioso, la autodestrucción parece ser su destino. Como vimos, los primeros signos respaldan la teoría de Hobbes. Cristina deberá someterse a un cambio dramático y abrupto en su accionar para tumbar su futuro.
...

lunes, 16 de julio de 2012

SCIOLI Y CRISTINA LUCHAN POR EL 30% DE PERÓN

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
El enfrentamiento entre las dos opciones políticas más importantes del país resulta inocultable. Las causas pueden encontrarse en una frase del ex presidente argentino.
Nadie puede discutir que Juan Domingo Perón fue uno de los hombres políticos más importantes de la historia argentina. Una de las frases que demuestra su capacidad de estadista, fue la que pronunció cuando inició su segunda campaña presidencial para definir el escenario electoral: “El 30% está conmigo, me ama (es peronista); otro 30% me odia (es gorila); y –finalmente- hay un 40% de indecisos (liberales). El que sepa conquistar mejor a esos indecisos es quien gana la elección”.
Historiadores y analistas políticos coinciden en que la frase de Perón sintetiza horas y horas de análisis y teoría. Lo que el General expresó en menos de tres renglones,El enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015. Imagen: periodicotribuna.com.arEl enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015. Imagen: periodicotribuna.com.ar ni libros enteros de teoría política lo pudieron explicar tan claramente. Desde Perón en adelante, la historia ha demostrado que en todas las elecciones presidenciales se ha vivido un panorama similar al que describió el ex presidente.
En cada elección, el candidato justicialista suele contar con una base del 30 por ciento de los votos. Según el momento político que se viva, tiene más o menos posibilidades de conquistar ese 40 % de indecisos. Sin embargo, sabe que hay una porción del electorado (30%) al que no llegará jamás. Hoy, el enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015.
Reconocimiento oficial de enfrentamiento
Darío Díaz Pérez es el Intendente de Lanús. Llegó al Gobierno de la mano de Néstor Kirchner y lo ha caracterizado –desde sus inicios en la política- el hecho de mantener un perfil bien bajo y tranquilo. A diferencia del ala dura “K”, la figura de Díaz Pérez no se distingue por producir rutilantes o estruendosas declaraciones. “Es de los que no hablan”, suelen decir en Lanús cuando se pregunta por el perfil de Díaz Pérez.
Curiosamente, el máximo mandatario ejecutivo de Lanús fue el elegido por el Gobierno Nacional para hacer públicos –por primera vez- cortocircuitos directos entre Cristina y Daniel Scioli. Según el relato de Díaz Pérez, en una conversación que mantuvo con la Presidenta, ella le dijo que “Scioli pasa mucho tiempo con Los Pimpinela y poco tiempo trabajando”.
Luego de que Díaz Pérez habló, algunas voces oficiales salieron a desmentirlo. Es parte de la metodología “K”: instaurar el tema en cuestión (en este caso, la ruptura con Scioli) extraoficialmente para no dar la razón a los rumores de “la Corpo”, aminorando el futuro y posible impacto negativo cuando sea la propia Presidenta la que lo reconozca.
Ahora bien, si se tratase de otro mandatario -con deseos de protagonismo a cualquier precio-, podría aseverarse las desmentidas de parte del oficialismo; pero tratándose de alguien que “no es de hablar”, resulta improbable que Díaz Pérez haya optado –por si solo- por escoger una historia tan polémica y trascendental para esbozar sus primeras palabras. Sería más apropiado pensar que se trata de una nueva operación del kirchnerismo para “relatar” su visión de los hechos.
Aunque las críticas de representantes kirchneristas a Daniel Scioli se incrementen con el paso de los días, existe una especie de ocultamiento del cortocircuito entre Gabriel Mariotto y Scioli. Es cierto que se trata de un enfrentamiento inocultable, pero el conocimiento público de dicho conflicto se edifica como un karma en los “K”. ¿Cómo es posible que Cobos haya sido acusado –por ellos mismos- como traidor por un solo voto contrario a la voluntad de Cristina y Mariotto no lo sea aunque –día a día- trabaje para contrarrestar el poder de Scioli? El seno íntimo de Cristina trabaja ávidamente para poder contestar ese interrogante.
El perfil de Scioli
En la columna de la semana pasada, hablamos de la necesidad del kirchnerismo de construir un enemigo para consolidar su poder. En su aparente (solo aparente) intención de aclarar que “las cosas con Cristina están bien”, Daniel Scioli no frenó su embestida para diferenciarse de la metodología “K”. “Mis únicos enemigos son los delincuentes y las drogas”, respondió el Gobernador bonaerense a uno de los periodistas presentes.
En su espacio de todos los domingos en La Nación, Joaquín Morales Solá sentenció: “Daniel Scioli afirmó que es un político sin enemigos. ¿Hay algo más diferente del kirchnerismo?”.
En el entorno “K” no terminan de entender por qué el Gobernador bonaerense sigue subiendo en las encuestas. Les resulta inexplicable que su figura se mantenga protegida de la embestida mediática y popular que sufre Cristina. Por lo bajo se preguntan: “¿Cuáles son las virtudes de Daniel?”.
Con razón, argumentan que Scioli está lejos de ser un buen administrador; mucho menos un estadista. Los problemas que está viviendo con el pago de los aguinaldos así lo expone. Tampoco puede considerarse la figura de Daniel Scioli como la de un orador deslumbrante. No es de esos políticos que sume simpatías con un carisma inagotable.
La gran virtud del Gobernador es tener la capacidad para atravesar y franquear todo tipo de tormentas sin salir mojado. Supo lidiar con el mismísimo Néstor cuando era su Vice. El final parecía tener dos caminos: la ruptura con Kirchner o la condena de la opinión pública por ser un esclavo “K”. Sin embargo, Scioli encontró una tercera opción: cuando parecía que la prensa y la opinión pública ya lo había catalogado como un vicepresidente inútil que sólo obedecía las órdenes de su amo, logró sobreponerse como un vice servicial, que le permitió arribar a la gobernación de la provincia más importante del país. Situación similar vivió en el enfrentamiento Menem vs Duhalde a fines de los 90: fue uno de los pocos menemistas que salió airoso de ese enfrentamiento.
En el "saber escuchar" pluralidad de criterios, intentar entender al otro, preferencia de la amistad por la enemistad; tal vez los estudiosos "K" encuentren respuestas a las virtudes de un político que consigue aumentar su imagen positiva, a la vez que se diferencia del kirchnerismo. Claro está que todas esas características son cualidades que tanto Néstor como Cristina nos han negado hasta ahora.
...

martes, 3 de julio de 2012

EL ENEMIGO, UN ELEMENTO VITAL E IMPRESCINDIBLE EN EL MODELO KIRCHNERISTA

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES


Desde sus comienzos, Néstor y Cristina necesitaron de un “enemigo” para focalizar todos los males de la Argentina. Hoy es el turno de Hugo Moyano.
En los últimos años, los argentinos nos hemos acostumbrado a que la política sea sinónimo de “enfrentamientos” y “conflictos”. La llegada de los Kirchner al poder ha intensificado ese proceso. Hoy, la política argentina se concibe como una lucha de intereses donde la pelea entre dos figuras es un elemento imprescindible. Moyano versus Cristina parece ser la batalla de turno, pero –en realidad- no es más que un capítulo más de la novela kirchnerista, donde la presencia de un enemigo no hace más que enaltecer al líder “K”.
Desde sus comienzos en la escena política nacional, Néstor y Cristina eligieron convivir con un enemigo que les sirvió para estigmatizar todos los males del país. En la primera campaña presidencial, fue Carlos Menem quien padeció la incipiente furia “K”. En ese momento, el trabajo de Néstor no fue majestuoso ni sorprendente: el riojano venía siendo bastardeado por la mayoría de los argentinos; el entonces Gobernador santacruceño sólo debió fortificar dichos ataques.El enfrentamiento del Gobierno con Moyano, el tema de los últimos días. Imagen: delalsurinforma.comEl enfrentamiento del Gobierno con Moyano, el tema de los últimos días. Imagen: delalsurinforma.com
Una vez asumido, la figura del ex Presidente Menem desapareció rápidamente del escenario político y Kirchner se vio obligado a apresurar el rompimiento con Duhalde, quien le había posibilitado sentarse en el sillón de Rivadavia. El blanco elegido fue Daniel Scioli, el delfín que había puesto Duhalde para “controlar” al pingüino. Observando que la cintura política -del entonces Vicepresidente- para esquivar las críticas internas era bastante buena, Néstor no se anduvo con chiquitaje y apuntó directamente a Duhalde. En las elecciones legislativas del 2005, Néstor puso a Cristina como candidata a Senadora por la Provincia de Buenos Aires y aniquiló a ‘Chiche’ Duhalde: “mafioso” y “narco” fueron algunos de los calificativos que Duhalde debió soportar de los “ultra K”.
El mandato de Kirchner llegó a su fin y las figuras de Menem y Duhalde habían quedado en el pasado. Era hora de elegir a un nuevo “enemigo”. Fue entonces el turno de Lilita Carrió. La fundadora del ARI no sólo compartió sesiones con Cristina: en sus tiempos de legisladoras, fueron muchas las denuncias y coincidencias ideológicas que unieron a Lilita y Cristina.
Pero la maquinaria “K” se olvidó velozmente de ello y comenzó a martillar sobre la imagen de la candidata del Frente Cívico. La ventaja conseguida por el kirchnerismo en las elecciones presidenciales avistó que –paradójicamente- Carrió no era una “rival de peso”. El conflicto del campo arrojó un nuevo blanco para masacrar: el “traidor” Julio Cleto Cobos.
Pero el Vice de Cristina no fue el único enemigo con el que tuvo que lidiar el oficialismo desde el conflicto con el campo. El Grupo Clarín y Mauricio Macri son, desde entonces, los culpables de todos los males que sacuden a la Argentina. El organigrama de Cristina indica que en la Argentina está todo bien y no hay ninguna falencia; todos los problemas que viven los argentinos a diario, no son más que puros inventos del CEO Héctor Magnetto. Aunque parezca cuasi infantil, este es el panorama que pintan muchos funcionarios oficialistas.
La hora de Moyano (y Scioli)
La muerte de Néstor provocó una alteración “formal” en el plan de poder hegemónico kirchnerista. Más allá de perder al cerebro y padre del Modelo Nacional y Popular, el kirchnerismo perdió la manera más simple de burlar la Constitución Nacional. Nuestra carta magna prohíbe más de una reelección de una persona como Presidente. El propósito de ese límite es cambiar el “equipo de Gobierno” cada ocho años. Alternando el poder con su esposa, Néstor se propuso burlar el límite que marca la Constitución; propósito que tuvo éxito, ya que los argentinos tenemos desde hace 9 años (y tendremos –de no suceder un imprevisto mayor- por tres años más) el mismo espacio al mando del Poder Ejecutivo.
La idea de Néstor era presentarse él en el 2011, darle un descanso a Cristina para que retorne en el 2015 y así repetir sucesivamente el andamiaje para perpetuarse en el poder. Como dijimos anteriormente, el fallecimiento de Néstor impide que se lleve a cabo este plan. Consecuentemente, aparece la gran incertidumbre de saber quién será el elegido por Cristina para sucederla en el 2015 (siempre siguiendo la voluntad de Néstor de no reformar la Constitución).
En este simple razonamiento, se encuentra la explicación al enfrentamiento del Gobierno con Moyano, con Scioli y con todo aquel que pueda manifestarse como posible candidato.Cristina no confía en nadie para delegar el mando. Existe un temor irrefutable en el seno íntimo del kirchnerismo: correr el riesgo de sufrir en carne propia lo que ellos mismos le hicieron a Duhalde.
En el caso particular de Hugo Moyano, Cristina y compañía están sufriendo el síndrome de Frankenstein: fue el kirchnerismo quien edificó en Moyano al gremialista con más poder desde Miguel Lorenzo. Desde el 2002, en la Argentina creció un 56% el volumen de la industria transportada en camiones. A su vez, Moyano controla 16 ramas del transporte. Solo así, se entiende que una sola persona tenga el poder para “parar” al país en menos de 48 hs (como sucedió el viernes anterior al paro del miércoles).
Aunque reconocen esta atmósfera, no existen mayores arrepentimientos en el triunvirato “K” (Cristina-Máximo-Zaninni): Hugo puso la cara por el Gobierno en el peor momento de Cristina; fueron los “muchachos” de Moyano los que se encargaron de “liberar” las rutas cuando el campo (con De Angelis a la cabeza) fomentaban el desabastecimiento como método de reclamo.
Por ese motivo, en el oficialismo no se habla de “traición” y sí de “abandono” cuando se refieren al gremialista. “Los K tenemos códigos”, suele escucharse en los pasillos de la Rosada. Sin embargo, el hecho de no acusar a Hugo de algo que no fue (traidor) no significa que se reduzca el nivel de agresión hacia su persona. La piedad no es una de las virtudes de Cristina y Moyano sufrirá esa circunstancia en los próximos días, meses y años.
...

HABEMUS OPOSICIÓN!!!

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES


Para los anti “K”, la “ausencia de oposición” se convirtió en el elemento fundamental para explicar las victorias del kirchnerismo. Moyano y Scioli pusieron fin a ese escenario.

Antes de asumir su mandato, el ex Presidente Néstor Kirchner declaró en una entrevista a Clarín: “Sólo le temo a Moyano y a Magnetto”. Cuando asumió, el pingüino supo hacer migas con ambos. Durante dos años, todo fue color de rosa para Kirchner. En una misteriosa cena con el CEO de Clarín en el 2005, Néstor pensó que tenía el poder Moyano sabe que en el Gobernador de Buenos Aires tiene un aliado vital para su objetivo. Imagen: http://tallerlaotra.blogspot.com.arMoyano sabe que en el Gobernador de Buenos Aires tiene un aliado vital para su objetivo. Imagen: http://tallerlaotra.blogspot.com.arsuficiente para romper con Magnetto; sin embargo, nunca osó enfrentarse al líder de los camioneros. “No me gusta hablar con Moyano, pero tengo que hacerlo”, solía repetir el entonces Presidente entre sus íntimos.
Cristina ejecuta la metodología “K” poniendo en práctica una diferencia radical con su marido. Si bien a ella tampoco “le gusta hablar con Moyano”, siente que no tiene la obligación de hacerlo. El enfrentamiento de Cristina con Hugo Moyano no es sindical, es político. No se discute una suba salarial del 30%, se debate una paradoja ideológica dentro del peronismo que –hasta ahora- ni siquiera la historia pudo dilucidar.
El jefe de la CGT quiere eliminar el impuesto a las ganancias a los camioneros solteros que ganan 5.000 pesos. Para Moyano, no importa el valor del sueldo que tengan sus dirigidos (envidiado por muchos otros rubros); ellos siempre serán los “pobres trabajadores” y no es correcto hacerles pagar un impuesto a la “ganancia”. Esos impuestos son para los “ricos”, para los empresarios o campesinos que no “sudan la gota gorda”. “Perón no se las agarraba con los trabajadores”, disparan los moyanistas.
El reclamo de Moyano esconde una gran dicotomía ideológica entre el cristinismo y el peronismo. Según el líder de los camioneros, para los “K” los trabajadores son una excusa que les sirvió para ganar terreno en la construcción de su espacio político, son parte importante del Gobierno, pero no son “El Gobierno”; para Perón –en cambio- los trabajadores eran la esencia del Gobierno. En otras palabras, Moyano cree que “a Cristina los trabajadores le sirvieron para enfrentar al campo en el 2009 cuando la cosa estaba dura, pero ahora que todo está ‘relativamente’ bien los tiene olvidados”.
La óptica de Moyano
En el creciente enfrentamiento con el Gobierno Nacional, Hugo Moyano tiene dos objetivos claros. En primer lugar, el camionero desea instaurar un espacio político alternativo al kirchnerismo dentro del peronismo. Consecuentemente, sabe que eso será imposible si no cumple su segunda meta: conservar la jefatura de la Confederación General del Trabajo (CGT) y demostrar su liderazgo entre los trabajadores.
Para mantenerse al frente de la CGT, Moyano cuenta con una importante ayuda de la realidad económica que está viviendo la Argentina: el trabajador de clase media (aquel que Moyano necesita conquistar para confirmar su liderazgo), que comienza a preocuparse por el costo de vida y por su estabilidad laboral.
En cuanto a la creación de un espacio propio dentro del Partido Justicialista, la tarea de Moyano será más difícil. Desde sus inicios, el kirchnerismo demostró que la pluralidad de poderes no es algo que pregonen. Sus métodos de aniquilamiento contra los “desertores” serán recordados como los más feroces de la historia argentina (dentro de los procesos democráticos, claro).
Sin embargo, no está solo en esa rutilante misión. Moyano sabe que en el Gobernador de Buenos Aires tiene un aliado vital para su objetivo. Las reuniones que mantuvo Daniel Scioli con Roberto Lavagna y Hugo Moyano confirman que el kirchnersimo y el sciolismo no son compatibles.
El gremialista es consciente de que su déficit más grande es la escasa popularidad que ostenta: como todo sindicalista, le resulta difícil plasmar en la sociedad todo el enorme poder que mantiene es su Gremio. Por el contrario, Scioli goza de una popularidad altísima, pero carece de influencia neta sobre los sectores de poder que conforman el aparato necesario para ganar una elección. Hugo y Daniel parecen complementarse. Lo que no tiene uno, le sobra al otro y viceversa.
El cristinismo reconoció a Scioli como opositor
Desde este espacio venimos sosteniendo –hace tiempo- que Daniel Scioli tiene los días contados dentro del kirchnerismo. Los hechos y la realidad marcan que así será. Pero –hasta ahora- ninguno de los dos sectores había dado una muestra clara y concreta del distanciamiento. Sobraban gestos provocativos de ambas partes, pero nunca se habían enfrentado directamente: le dejaban esa tarea a la prensa.
El pasado jueves, fue el cristinismo quien decidió tirar la primera piedra y declarar a Daniel Scioli como un referente opositor. Es un secreto a voces que el programa televisivo 6,7,8 (Canal 7) cumple la función de operar como medio que marca la agenda política del oficialismo. Sólo los oficialistas ultra “K” ocupan esos asientos y demarcan el terreno político.
Narrando su versión sobre el paro decretado por Hugo Moyano, el programa tituló la nota “La operación de Moyano, Clarín, Barrionuevo ¿y Scioli?”. Es clara la variable que asemeja a los primeros tres elementos: todos son reconocidos –por el propio Gobierno- como enemigos del kirchnerismo. Ahora bien, ¿Qué intentó expresar el cristinismo con la inclusión del nombre del Gobernador de Buenos Aires entre los enemigos?
Cierto es que Scioli le dio sobradas pruebas al Gobierno nacional sobre su “incumbencia” en la revuelta de Moyano, pero también es verdad que Scioli nunca reconoció públicamente estar en contra de alguna medida del Gobierno. La posición de Daniel Scioli es clara: “No hay dudas de que en el 2015 los enfrentaré, pero no voy a ser yo quien abandone el kirchnerismo, quedando como un traidor (como Cobos)”. Con lo puesto: ¿Cayó Cristina en la trampa de Scioli? ¿Logrará el mandatario bonaerense despegarse del kirchnerismo sin quedar como un traidor? Para ser presidente, Scioli sabe que necesita de muchos votos de ese 54% que eligió a Cristina el año pasado.
Desde el arribo de Néstor al poder, los anti “K” justificaron los reiterados éxitos electorales y gubernamentales del kirchnerismo en la “ausencia de oposición”. Desde ahora, ya no podrán escudarse en ese factor. El 2012 será recordado como el año en el que apareció la oposición política al Gobierno de Cristina. ¿Podrá el oficialismo superar eso?
...