Revista Magna. Buenos Aires.
Habrá que decirles a todos esos argentinos inquietos que –muy pro bablemente- el destino político de los próximos cuatro años está rondando en la cabeza de Mauricio Macri. Con el tropiezo de Das Neves en su provincia natal y el estancamiento de otros líderes opositores en las encuestas (Duhalde, Carrió y Cobos entre otros), es una fija que la oposición se resignó a darle al actual Jefe de Gobierno Porteño la misión de ser la única alternativa para impedir la reelección de Cristina.
El Jefe de Gobierno porteño parece no tener más tiempo. Su equipo le ruega que decida urgentemente (esta semana si es posible) a qué se va a candidatear.
Muchas veces los argentinos nos preguntamos cuándo se define nuestro futuro; cuáles son los momentos en los que se toman esas decisiones fundamentales que pueden cambiar el rumbo de nuestro destino. Son incontables las ocasiones que nos da la sensación de que –con la gran cantidad de encuestadoras y bocas de urnas que anticipan el resultado de un comicio- el día de la elección ya está todo dicho.
Pero el líder del Pro no está muy seguro de cumplir con ese rol. No o culta sus ansias de llegar al sillón de Rivadavia, pero cada vez es mayor su temor hacia la imagen positiva de Cristina y –sobre todo- al poder que el oficialismo está consiguiendo en los medios de comunicación.
Macri observa tres escenarios posibles luego de octubre. El mejor es el de obtener la presidencia en una segunda vuelta con todo el apoyo del antikirchnerismo. El segundo (el más “aburrido” para Mauricio) sería el de declinar su candidatura presidencial y –de acuerdo a lo que dicen todas las encuestas- retener la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Por último, Macri sabe que si va por la presidencia hay muchas posibilidades de que pierda en una primera vuelta, lo que lo dejaría con las manos completamente vacías.
Si bien es cierto que viene trabajando hace mucho para llegar a la Casa Rosada , Macri tiene una certeza irrevocable: de ninguna manera quiere que se produzca el tercer escenario. Obedeciendo a su profesión de ingeniero, Mauricio saca cálculos a más no poder para obtener una ecuación que le permita ir por el trofeo más deseado sin tener que arriesgar todo, con la posible consecuencia de quedarse sin nada.
Piedras en el camino
Además de los números que arrojan las consultoras, existe otro motivo que frena al Jefe de Gobierno a decidirse a ir por la presidencia. Hasta fines del año pasado todo era color de rosa para Mauricio; tenía un ideal planificado en la cabeza y todo marchaba por buen camino. Se imagina yendo por la presidencia con el apoyo incondicional de dos amigos luchando en los bastiones más importantes del país: su mano derecha, Rodríguez Larreta, en capital y un amigo de toda la vida, Sergio Massa, en provincia.
La paridad en las encuestas entre Rodríguez Larreta y Michetti y las frecuentes peleas entre el intendente de Tigre y la Presidenta hacían parecer que el sueño de Macri era posible. Lograr que Larreta y Massa gobiernen capital y provincia le aseguraba al ingeniero que –ante un eventual fracaso en octubre- podía recurrir a personas de extrema confianza para refugiar su poder en ellos hasta que el calendario le otorgue una venganza electoral. Por otro lado, Macri sabe que el poder de mando convulsiona a las personas y Michetti y De Narváez se olvidarían pronto de él.
Lo cierto es que en el 2011 todo ha cambiado. La Vicejefa de Gobierno le ha sacado una diferencia abismal en intención de voto a Larreta y Massa quien anticipó que prefiere cuidar el poder que supo conseguir en Tigre y no arriesgarlo todo yendo por la gobernación. Es aquí donde el mar de dudas e incertidumbres se apodera de la cabeza de Macri y el segundo escenario pareciera ser el más conveniente y seguro.
¿Todo, lo mismo o nada?
Se dice comúnmente que la importancia de poseer un buen entorno o equipo de asesoramiento radica en que cuando uno cae en la indecisión tiene la tranquilidad de acudir a él. No parece ser el caso del ex presidente de Boca. En el entorno más cercano al Jefe de Gobierno hay posiciones tan encontradas como en la propia cabeza de Macri.
Su gran amigo, Sergio Caputo y su principal asesor político, Jaime Durán Barba le sugieren no arriesgar y reforzar el poder que tiene en la capital para terminar de consolidarse y aspirar a la presidencia recién en 2015. Radicalmente diferente es la posición que sostiene el ala más fanática del Pro: venimos trabajando hace ocho años con un objetivo y ahora tenemos la posibilidad de cumplirlo, no dejemos pasar este tren; en la política argentina nadie sabe qué puede pasar de acá a cuatro años (acuden al ejemplo del gran porcentaje conseguido por Carrió en las elecciones pasadas para sostener esta idea).
Tanto Rodríguez Larreta como Pinedo y Michetti (impulsores de Macri presidente) intentan convencerlo de que cuando lance su candidatura oficialmente, el resto de los líderes opositores (Duhalde, Carrió, Sanz, Saá, Das Neves) ofrecerán su apoyo instantáneamente. Le prometen –además- que no existirá ningún tipo de recelo político por parte de ellos. Como prueba de lo anterior pueden tomarse las declaraciones de Gabriela Michetti (era la más reticente a un pacto con el Peronismo) la semana pasada: “Estoy de acuerdo con una alianza con el duhaldismo siempre y cuando Macri esté al frente de la fórmula”.
Una tercera corriente allegada al ingeniero le ruega que se decida ya. El sector más peronista del Pro cree que lo fundamental no es qué hacer, sino cuándo hacerlo. Y ese “cuándo” es ahora, porque de seguir estirando el período de indecisión lo único que se gana es perder seguidores. Ya sea para Jefe de Gobierno o para Presidente, Macri tendría que tomar la decisión en esta semana porque cada día que pasa es una gota más de debilidad que muestra hacia sus competidores.
Las experiencias de Cobos y De Narváez refuerzan esta teoría. El radical (después de la crisis del campo) y el popular autor de “yo tengo un plan” (luego de su triunfo sobre el propio Néstor Kirchner) tuvieron su tiempo en el que lideraban cualquier encuesta de imagen positiva. La indecisión de no definir el lugar en el que querían verse a partir de octubre hizo que ese caudal de votos se fuese diluyendo poco a poco. “Decidite ya, sino vas a ser el próximo Cobos o De Narváez” es la frase que utilizan los peronistas Pro para apurar a Macri.
Tome la decisión que tome, octubre será un mes de sensaciones encontradas para Macri. Si decide ir por la reelección en la capital, tendrá la incertidumbre del “¿Qué hubiera pasado si…?”. Si participa y pierde, se fulminará pensando en que tendría que haber ido por su reelección. Sólo el triunfo lo dejaría dormir tranquilo. Una de las tantas definiciones de política que circulan por ahí dice que es “el arte de tomar decisiones arriesgadas…y correctas”. Mauricio Macri deberá obedecer inmediatamente la primera parte; y dejar que el tiempo se encargue de completar la definición.