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REVISTA MAGNA. BUENOS AIRES
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El final del año se aproxima y ya se pueden vislumbrar cuáles son los políticos que saldrán airosos y cuáles deberán pensar en despedirse de la vida política.
Para realizar el balance del presente año electoral, lo correcto hubiese sido esperar a que pase el 23 de octubre, día en que se llevará a cabo la elección más importante del año.Las pasadas elecciones internas del 14 de agosto, más la concordancia en todas las encuestadoras sobre lo que sucederá en los comicios presidenciales nos permite adelantarnos y nos habilita a ir descubriendo quienes son aquellos políticos que salieron favorecidos del conjunto de elecciones que se llevaron a cabo.
A la hora de identificar a los grandes victoriosos sobresalen dos figuras: Cristina Kirchner y Mauricio Macri. La Presidenta y el Jefe de
Imagen: cij.gov.ar Gobierno porteño fueron los dos líderes que consolidaron sus gobiernos con un amplísimo margen sin dejar ningún lugar a duda sobre el respaldo popular del que ambos gozan.
Mauricio Macri demostró que fue más que acertada la decisión de bajarse de la candidatura presidencial para optar por la reelección en la Capital Federal. En un año donde la oposición al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner fue aniquilada por el mismo gobierno (por gestión, operaciones y demás secuelas de la campaña) y –sobre todo- por el respaldo popular en las urnas, la figura de Macri fue la única que logró sobreponerse a dicho escenario.
El ingeniero no sólo se distinguió por haber conseguido la adhesión de la gente, sino que mostró tener cintura política al diferenciar y seleccionar los tiempos para concretar las alianzas políticas. Cuando Macri decidió apoyar y construir la imagen del cómico Miguel Del Sel como candidato a gobernador de Santa Fe, muchos politólogos auguraron que estaba cometiendo un gran error. “Se nota una desesperación de Macri por nacionalizar su imagen” fue la frase que se repetía en las columnas de varios diarios. Los resultados le dieron la razón a Macri: Del Sel sorprendió a todos en las elecciones y consiguió el segundo puesto, quedando a sólo tres puntos del candidato socialista Bonfatti.
Con el caudal político que Macri había logrado al vencer ampliamente en Capital Federal, más el acierto con Del Sel en Santa Fe se esperaba que el líder porteño concretara su poderío apoyando a un candidato para la elección presidencial. Los días pasaban y Macri se llamaba a silencio, luego vino la interna del 14 de agosto y Macri continuaba con su mutis político. Una vez más, se creyó que era un tremendo error de Mauricio de no aprovechar su poderío para enfrentar a la Presidenta. El tiempo le dio la razón: hoy todo lo relacionado con la oposición (en las elecciones presidenciales) tiene sabor a fracaso.
Macri consiguió que su mutismo no se confunda con cobardía. Tal vez por su carisma o por su simpatía, el ingeniero logró que la gente no lo tilde de “cobarde” por no decidirse por un candidato para enfrentar a Cristina. A menos de dos semanas de las elecciones, se lo observa a Macri muy alejado de la vida política; su actividad pública se limita a publicar las fotos de su nueva hija Antonia por twitter.
De Cristina poco puede decirse sobre su fortalecimiento electoral. Hoy por hoy (con el diario del lunes), suena redundante cualquier halago político que se le pueda hacer a la Presidenta. Su liderazgo es indiscutible, inapelable e insoslayable. Sólo se puede agregar que el hecho de que la oposición, los medios de comunicación y la gente ya esté hablando del 2015 (cuando todavía no se concretó la elección de éste año) es la muestra más que clara de que Cristina fue la gran ganadora del año.
En un segundo grupo de ganadores (no tan claros, pero beneficiados al fin) pueden nombrarse a varios políticos y su análisis sería muy extenso. Tal vez nos encarguemos en profundidad en próximas columnas, pero podemos por ahora mencionarlos. Daniel Scioli, José Manuel De la Sota, Amado Boudou, La Cámpora, Juan Manuel Urtubey, Jorge Capitanich y José Alperovich son algunos de los políticos que recordarán el 2011 con una sonrisa.
El otro polo
Entre los “perdedores” abundan las figuras políticas que pueden puntualizarse. Haremos hincapié solo en aquellas cuyos fracasos son incuestionables y los dejan a un paso del abismo político (es decir, no tienen otro camino que el “adiós”). Elisa Carrió, Eduardo Duhalde y Luís Juez son los que se quedan con el podio. Párrafo aparte merecerá Ricardo Alfonsín, que el próximo 23 concretará una pésima elección; pero cuenta con la ‘excusa’ de representar a un partido que –últimamente- resta más de lo que suma.
La mayoría de las encuestas vaticinan que Carrió obtendrá alrededor del 1,5% de los votos y peleará voto a voto el último lugar con el representante del Partido Obrero Jorge Altamira. Vale recordar que en las elecciones presidenciales del 2007, Lilita obtuvo un valioso segundo con el 23%. ¿Qué pasó para que la líder de la Coalición Cívica dilapide todo su caudal en cuatro años? En las respuestas, Carrió encontrará una dura realidad: el único camino a seguir es el retiro (por lo menos momentáneo) de la vida política. La gente le hizo saber a Carrió que su tiempo ya pasó.
Similar panorama es el de Eduardo Duhalde, el ex presidente de la Nación se promocionaba como el único político capaz de enfrentar el modelo “absolutista” del kirchnerismo. Quizás la soberbia haya sido el peor pecado del caudillo bonaerense, esa misma que le prohibió juntar fuerzas con De Narváez en la provincia de Buenos Aires y con Macri en Capital. La misma soberbia que lo obligó a interrumpir las internas del Peronismo Federal con Rodríguez Saá. Duhalde creyó que esas internas serían un trámite que le darían la fuerza necesaria para imponer su candidatura, pero los números no decían lo mismo (en cada distrito donde se realizaron mostraron una marcada paridad entre el puntano y el cabezón). “Cuando cae en la soberbia es muy difícil que logre salir; muere con ella”, solía decir Winston Churchill (Premier británico durante la Segunda Guerra Mundial).
Tal como dijo Churchill, Duhalde no supo salir y se aferró a ella para creer que –mágicamente- lograría un buen resultado en las internas de agosto. Pero ese magro tercer puesto parece no ser el piso; los encuestadores aseguran que quedará en la quinta ubicación el 23 de octubre. ¿Cómo hará Duhalde para remontar esa situación? Este interrogante no tendría respuestas coherentes o creíbles.
El tercer gran perdedor es Luís Juez. El verborrágico político -con acento inconfundible de su provincia- sufrió una derrota apabullante en la elección a gobernador a manos de su híper enemigo José Manuel De la Sota. El 2 de septiembre de 2007 Juez perdió por centésimas la gobernación contra Juan Schiaretti. Ese mismo día, Juez denunció un fraude electoral -provocado por De la Sota- aniquilando a todas las instituciones provinciales.
Cuando la justicia dictaminó que no hubo ningún fraude, Juez recorrió todos los medios provinciales y nacionales diciendo que le estaban mintiendo en la cara a los cordobeses y que con esa resolución no hacían más que “proclamarlo gobernador del 2011 cuatro años antes”. Seguramente, el error de Juez haya sido creerse su propia frase. Nadie más que el pueblo proclama los cargos ejecutivos; ese es una premisa básica que todo político debiera saber.
Los cordobeses se la hicieron saber con rigor el pasado 7 de agosto a Luís Juez: perdió la elección por más de 12 puntos y no tuvo más remedio que reconocer la derrota. ¿Qué pasará con Juez (un ex líder provincial que aspiraba a instalarse nacionalmente como si ya fuera gobernador) a partir de ahora? Si bien la respuesta no es tan clara como en los dos casos anteriores, a Juez le resultará más que difícil recomponer su imagen.