viernes, 20 de julio de 2012

CRISTINA SE DIRIGE HACIA LA AUTODESTRUCCIÓNR

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
Con la amenaza de una inminente crisis institucional por la ruptura con Scioli, la Presidenta se enfrenta a una situación límite.
En su Leviatán, Thomas Hobbes explica que “cuando un hombre está frente a una situación límite, tiene dos caminos: el cambio o la autodestrucción, que siempre suele ser inconsciente o sin intención”. El Leviatán constituye la obra póstuma de Hobbes, que sirvió al estudio de la teoría política como un manual de la naturaleza humana y organización de la sociedad.
Quien es recordado como uno de los pensadores más importantes de la filosofía política, continúa su tesis de “situación límite” expresando que “quien apela al cambio es aquel que tiene un fuerte sentido de autocrítica y cuenta con la grandeza de ‘saber escuchar’ a los demás, lo que le permite descubrir el estado en el que se encuentra”.
En el otro polo, Hobbes sitúa a quienes considera como “autoritarios”. “En este tipo de personalidades, se obstruye la viabilidad de cambio ante un problema; la única salida es el desgaste del escenario hasta llegar a la autodestrucción”, sostiene el filósofo inglés para luego culminar: “Generalmente, quien padece este escenario no se da cuenta de su situación y si lo hace, actúa mediante su inconsciente”. Vale agregar que Hobbes fue un experimentado a la hora de hablar sobre las situaciones límites y el miedo: “El miedo y yo nacimos gemelos”, sentenció para reflejar su relación con el temor.¿Cuál será el próximo paso de Cristina?. Imagen: rambletamble.blogspot.com¿Cuál será el próximo paso de Cristina?. Imagen: rambletamble.blogspot.com
Cristina ante una situación límite
Si hay algo que distingue a la atmósfera política nacional, es el punto límite al que llegó la relación entre sus dos máximos referentes: la Presidenta de la Nación y el Gobernador de Buenos Aires (que representa –poblacionalmente- la mitad del país). Ambos consolidaron su poder en las elecciones del año pasado al superar el 50% de los votos; es cierto que Cristina consiguió el famoso 54% (53,96 según la Junta Electoral), pero debe recordar que Scioli obtuvo el 55,06% en su distrito. A su vez, todos los análisis políticos coincidieron en que el 54% de Cristina se edificó –en gran parte- gracias al porcentaje obtenido por Scioli en Buenos Aires.
Todos los niveles que componen la sociedad argentina tienen en claro que la relación entre la Presidenta y el Gobernador no tiene retorno. En el ámbito político, no existen dudas de ello: los “ultra K”, los “anti K”, los “sciolistas” y lo que queda de oposición no lo niegan. En las últimas horas trascendió que Scioli se comunicó con un senador radical para pedirle respaldo ante una inminente ruptura y el legislador le dijo “que no dude con el respaldo de su partido ante un rompimiento con el kirchnerismo”.
En la prensa, el enfrentamiento ya es un hecho. Las columnas dominicales de los diarios más representativos hablan del escenario político inmediato con Scioli fuera del kirchnerismo. Por primera vez en mucho tiempo, Van Der Kooy (Clarín), Morales Solá (La Nación) y Vertbisky (Página 12) coinciden en algo: el mandatario bonaerense y la Presidenta no llegarán juntos al 2015.
Por último, la sociedad ya vislumbra la separación. Las encuestas más recientes sobre imagen y proyección ponen a ambos en la elección a Presidente del 2015. El pueblo no se sorprenderá cuando Scioli oficialice su partida del oficialismo porque ya lo idealizó en ese lugar.
Muestras de saturación
El futuro inmediato de la Argentina trae aparejado una crisis institucional inevitable. La ruptura entre los dos máximos mandatarios ejecutivos del país es el origen inexorable de una crisis de tal calibre. Quienes estudian al kirchnerismo en detalle, adelantan que Cristina ya está dando sobradas muestras de la antesala de dicha situación.
Aún sabiendo que se trata de una figura autoritaria, se pueden distinguir las siguientes conductas de la Presidenta como pruebas de su saturación:
  • Aunque siempre fue “mandona”, nunca había llegado a los niveles actuales de autoritarismo. Por ej.: durante la inauguración de Tecnópolis en Tucumán, se la observó “sacada” ordenándole a un camarógrafo que corra su instrumento de trabajo.
  • El encuentro del Intendente Darío Díaz Pérez con la Presidenta volvió a ser noticia. Se conoció que no estaba solo el mandatario de Lanús; eran varios los intendentes que visitaron a Cristina en Olivos. Morales Solá (La Nación) manifestó que uno de los intendentes le confesó: “Nunca imaginé a un presidente hablando así de un gobernador”.
  • Para demostrar que es ella la que manda, Cristina decidió sacarle 1800 millones a la provincia de Buenos Aires. La desesperación que vive la Presidenta no la deja entender que no es a Scioli a quien se los quita, sino al millar de empleados que debía cobrar el aguinaldo.
  • La ceguera de Cristina pone al descubierto conflictos reales del Gobierno argentino. En uno de sus interminables discursos, Cristina se refirió al Ministro de Economía de España (Guindos) como “el pelado ese”. El exabrupto les permitió a los españoles aseverar que el problema del kirchnerismo no es con Repsol, sino con el Gobierno español.
  • Desde el momento en que Hugo Moyano se rebeló contra el oficialismo, Cristina fue clara: “Quiero convertir a Moyano en un cadáver político”. Lejos de ello, el camionero se consagró esta semana como el jefe reelecto de la CGT. Moyano logró juntar a la mayoría de los delegados; casualmente (para algunos no se trató de casualidad, sino de un mensaje a Cristina) el 54%. Más allá de obtener el liderazgo unánime de la CGT, Moyano demostró que está muy lejos de ser un “muerto político”. Cristina debió entender que sus caprichos ya no se cumplen mágicamente.
  • La obnubilación que sufre la Presidenta no la deja comprender que Buenos Aires es responsabilidad del Gobierno Nacional. No es un distrito como Capital Federal, Córdoba o Santa Fe, lugares a los que la sociedad los tiene identificados como “opositores”. Si Cristina se jactó de Buenos Aires cuando le aportó millones de votos, debe entender que esos votantes esperan que Cristina se los retribuya.
Siguiendo a Hobbes, es claro que tanto Daniel Scioli como Cristina Fernández de Kirchner se enfrentan a una situación límite. El Gobernador depende básicamente (además de su propia voluntad de no renunciar) de los legisladores “anti K”, ya que si ellos deciden no hacerle frente a los “destituyentes mariotistas”, el futuro de Scioli como Gobernador tiene los días contados. Sin embargo, sus antecedentes hacen pensar que tenemos en Scioli a una persona que sabe escuchar y es propensa al cambio.
Radicalmente diferente es la situación de Cristina. Encontramos en la Presidenta a una persona a la que Thomas Hobbes calificaría como “autoritaria”. Si obedecemos al filósofo inglés, el futuro de Cristina no es para nada auspicioso, la autodestrucción parece ser su destino. Como vimos, los primeros signos respaldan la teoría de Hobbes. Cristina deberá someterse a un cambio dramático y abrupto en su accionar para tumbar su futuro.
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lunes, 16 de julio de 2012

SCIOLI Y CRISTINA LUCHAN POR EL 30% DE PERÓN

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
El enfrentamiento entre las dos opciones políticas más importantes del país resulta inocultable. Las causas pueden encontrarse en una frase del ex presidente argentino.
Nadie puede discutir que Juan Domingo Perón fue uno de los hombres políticos más importantes de la historia argentina. Una de las frases que demuestra su capacidad de estadista, fue la que pronunció cuando inició su segunda campaña presidencial para definir el escenario electoral: “El 30% está conmigo, me ama (es peronista); otro 30% me odia (es gorila); y –finalmente- hay un 40% de indecisos (liberales). El que sepa conquistar mejor a esos indecisos es quien gana la elección”.
Historiadores y analistas políticos coinciden en que la frase de Perón sintetiza horas y horas de análisis y teoría. Lo que el General expresó en menos de tres renglones,El enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015. Imagen: periodicotribuna.com.arEl enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015. Imagen: periodicotribuna.com.ar ni libros enteros de teoría política lo pudieron explicar tan claramente. Desde Perón en adelante, la historia ha demostrado que en todas las elecciones presidenciales se ha vivido un panorama similar al que describió el ex presidente.
En cada elección, el candidato justicialista suele contar con una base del 30 por ciento de los votos. Según el momento político que se viva, tiene más o menos posibilidades de conquistar ese 40 % de indecisos. Sin embargo, sabe que hay una porción del electorado (30%) al que no llegará jamás. Hoy, el enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015.
Reconocimiento oficial de enfrentamiento
Darío Díaz Pérez es el Intendente de Lanús. Llegó al Gobierno de la mano de Néstor Kirchner y lo ha caracterizado –desde sus inicios en la política- el hecho de mantener un perfil bien bajo y tranquilo. A diferencia del ala dura “K”, la figura de Díaz Pérez no se distingue por producir rutilantes o estruendosas declaraciones. “Es de los que no hablan”, suelen decir en Lanús cuando se pregunta por el perfil de Díaz Pérez.
Curiosamente, el máximo mandatario ejecutivo de Lanús fue el elegido por el Gobierno Nacional para hacer públicos –por primera vez- cortocircuitos directos entre Cristina y Daniel Scioli. Según el relato de Díaz Pérez, en una conversación que mantuvo con la Presidenta, ella le dijo que “Scioli pasa mucho tiempo con Los Pimpinela y poco tiempo trabajando”.
Luego de que Díaz Pérez habló, algunas voces oficiales salieron a desmentirlo. Es parte de la metodología “K”: instaurar el tema en cuestión (en este caso, la ruptura con Scioli) extraoficialmente para no dar la razón a los rumores de “la Corpo”, aminorando el futuro y posible impacto negativo cuando sea la propia Presidenta la que lo reconozca.
Ahora bien, si se tratase de otro mandatario -con deseos de protagonismo a cualquier precio-, podría aseverarse las desmentidas de parte del oficialismo; pero tratándose de alguien que “no es de hablar”, resulta improbable que Díaz Pérez haya optado –por si solo- por escoger una historia tan polémica y trascendental para esbozar sus primeras palabras. Sería más apropiado pensar que se trata de una nueva operación del kirchnerismo para “relatar” su visión de los hechos.
Aunque las críticas de representantes kirchneristas a Daniel Scioli se incrementen con el paso de los días, existe una especie de ocultamiento del cortocircuito entre Gabriel Mariotto y Scioli. Es cierto que se trata de un enfrentamiento inocultable, pero el conocimiento público de dicho conflicto se edifica como un karma en los “K”. ¿Cómo es posible que Cobos haya sido acusado –por ellos mismos- como traidor por un solo voto contrario a la voluntad de Cristina y Mariotto no lo sea aunque –día a día- trabaje para contrarrestar el poder de Scioli? El seno íntimo de Cristina trabaja ávidamente para poder contestar ese interrogante.
El perfil de Scioli
En la columna de la semana pasada, hablamos de la necesidad del kirchnerismo de construir un enemigo para consolidar su poder. En su aparente (solo aparente) intención de aclarar que “las cosas con Cristina están bien”, Daniel Scioli no frenó su embestida para diferenciarse de la metodología “K”. “Mis únicos enemigos son los delincuentes y las drogas”, respondió el Gobernador bonaerense a uno de los periodistas presentes.
En su espacio de todos los domingos en La Nación, Joaquín Morales Solá sentenció: “Daniel Scioli afirmó que es un político sin enemigos. ¿Hay algo más diferente del kirchnerismo?”.
En el entorno “K” no terminan de entender por qué el Gobernador bonaerense sigue subiendo en las encuestas. Les resulta inexplicable que su figura se mantenga protegida de la embestida mediática y popular que sufre Cristina. Por lo bajo se preguntan: “¿Cuáles son las virtudes de Daniel?”.
Con razón, argumentan que Scioli está lejos de ser un buen administrador; mucho menos un estadista. Los problemas que está viviendo con el pago de los aguinaldos así lo expone. Tampoco puede considerarse la figura de Daniel Scioli como la de un orador deslumbrante. No es de esos políticos que sume simpatías con un carisma inagotable.
La gran virtud del Gobernador es tener la capacidad para atravesar y franquear todo tipo de tormentas sin salir mojado. Supo lidiar con el mismísimo Néstor cuando era su Vice. El final parecía tener dos caminos: la ruptura con Kirchner o la condena de la opinión pública por ser un esclavo “K”. Sin embargo, Scioli encontró una tercera opción: cuando parecía que la prensa y la opinión pública ya lo había catalogado como un vicepresidente inútil que sólo obedecía las órdenes de su amo, logró sobreponerse como un vice servicial, que le permitió arribar a la gobernación de la provincia más importante del país. Situación similar vivió en el enfrentamiento Menem vs Duhalde a fines de los 90: fue uno de los pocos menemistas que salió airoso de ese enfrentamiento.
En el "saber escuchar" pluralidad de criterios, intentar entender al otro, preferencia de la amistad por la enemistad; tal vez los estudiosos "K" encuentren respuestas a las virtudes de un político que consigue aumentar su imagen positiva, a la vez que se diferencia del kirchnerismo. Claro está que todas esas características son cualidades que tanto Néstor como Cristina nos han negado hasta ahora.
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