martes, 10 de mayo de 2011

LOS TEMORES DE CRISTINA



REVISTA MAGNA. BUENOS AIRES.
El oficialismo asegura un cómodo triunfo en primera vuelta. Sin embargo, un candidato en crecimiento y los fantasmas de la vicepresidencia comienzan a preocupar al Gobierno



Con la baja de Mauricio Macri a la carrera presidenciaImagen: cipollettiportal.com.arImagen: cipollettiportal.com.arl, el panorama electoral se terminó de aclarar para el oficialismo; el Gobierno Nacional sabe que sólo una catástrofe política puede impedir que Cristina continúe en el poder hasta el 2015. Sin embargo, la Presidenta todavía no ha lanzado oficialmente su candidatura y esto abre una serie de incógnitas que enfrían el cálido clima que se palpita en la Casa Rosada.
Luego de confirmarse la renuncia de Macri a aspirar a la presidencia, dos nombres son los que preocupan a Cristina: Ricardo Alfonsín y Hugo Moyano. Si bien el gremialista y el radical ya son diferentes naturalmente, existe una característica que los contrasta aun más en relación al cristinismo. En el oficialismo ven a “Ricardito” como un rival que, si bien merece respeto (sobre todo por herencia de apellido), no está a la altura necesaria como para disputarle un comicio a Cristina; se piensa en la Rosada que sólo habrá que cuidarse de Alfonsín hasta octubre, luego de la elección no auguran un buen futuro para el hijo del ex Presidente.
Bastante distinto es el caso de Moyano. La parte más fanática del cristinismo está convencida de que el jefe de la CGT será la mayor amenaza con la que habrá que lidiar en el segundo mandato de su líder.
El mejor candidato para enfrentar
Cierto es que hasta las 18hs del domingo 23 de octubre no se puede asegurar quien es el vencedor de las elecciones, pero se le debe reconocer al Gobierno que la primera batalla del 2011 los tiene como claros ganadores. No nos referimos a los triunfos en las urnas conseguidos en Catamarca y San Juan, sino a los frutos de las incansables operaciones mediáticas y políticas que el cristinismo realizó y tuvo como resultado las bajas de los candidatos menos deseados por el Gobierno.
El primero en desistir fue Cobos (Cristina se la tenía jurada desde el famoso “no positivo”); luego el papelón en la interna del peronismo federal sacó del juego a sus dos protagonistas (Duhalde y Rodríguez Saa); Pino Solanas fue el siguiente y Macri –quizás al que más se le temía- lo oficializó en privado la semana pasada.
Con todos estos nombres fuera de carrera y Elisa Carrió con un pie afuera y el otro saliendo, la figura de Ricardo Alfonsín se erigió como el representante más notable de la oposición. El radical sabe que sus chances de llegar al sillón de Rivadavia son nulas y su objetivo pasa por alcanzar un porcentaje digno (25% sería óptimo) que impulse el renacimiento definitivo de su partido. Hay que recordar que luego de la estrepitosa renuncia de De la Rúa en el 2001, el papel de la UCR en las elecciones presidenciales fue vergonzante(Leopoldo Moreau obtuvo el 2,34% en el 2003 y en el 2007 no hubo ningún candidato del partido –sólo Morales a vice de Lavagna-).
El oficialismo es consciente de las aspiraciones de Alfonsín y por ello ve con buenos ojos que el rival a enfrentar sea él. Más que lo que pueda hacer Ricardito, lo que preocupa al Gobierno es que el logro de bajar a casi todos los rivales se convierta en un búmeran: temen que el radical acapare todos los votos antikirchneristas.
Con Macri, Duhalde y Alfonsín como candidatos, quien estaba disconforme con esta gestión podía optar entre tres alternativas para depositar su voto. Sin los primeros dos candidatos, todos lo anti “K” se verán obligados a confiar en el radical.
Por su parte, Alfonsín debe dedicarse a realizar las mejores alianzas posibles. Tal vez la mayor virtud del radical sea la de mantener un mínimo diálogo con todos los sectores de la oposición. Con Hermes Binner hay una alianza implícita por coincidencia ideológica; pero puede ponerse en peligro si se concreta el pacto de Alfonsín con De Narváez en la provincia de Buenos Aires. Macri es tal vez quien más está dispuesto a ceder con tal de que la Presidenta no haga una gran elección, por lo que su apoyo al radical no tardará en llegar; de ser así quedará condicionado el acuerdo con Pino Solanas. En fin, la tarea de Alfonsín será la de convencer a toda la oposición que él es la única opción anti “K” y que todos deberán dejar de lado recelos a la hora de concretar alianzas.
Moyano sueña con la vicepresidencia
Pensando más allá del 23 de octubre, Cristina piensa en consolidar su modelo hegemónico de gobierno popular y activista y –para muchos- el gremialista no formaría parte de él. Desde la muerte de Néstor, Hugo Moyano cree que no tiene el espacio y poder que gozaba antes. Su relación con Cristina siempre sufrió fuertes encontronazos y con la ida del líder nato del kirchnerismo, no se halla nadie capaz de apaciguar esas diferencias.
En el medio de todo este embrollo y ante la pregunta de un cronista de CQC sobre su posible acompañamiento en la fórmula presidencial, Moyano dejó la puerta abierta contestando “no sé, todo puede ser posible”. Más de uno se quedó boquiabierto; ¿son reales los deseos de Moyano de acompañar a Cristina? ¿o sólo lo hace para molestar más a la Presidenta?.
Lo cierto es que CFK tiene una maldición con la vicepresidencia. Si hay algo que desea Cristina es que no se repita la misma historia de Cobos, pero no aparece ningún nombre que considere conveniente (y popular) para que la acompañe.
Así es como conviven sensaciones encontradas en la vida de nuestra Presidenta. La ansiada tranquilidad de saber que la elección está ganada cinco meses antes de la fecha, con el temor por el posible crecimiento de un candidato a quien nadie temía. En el medio, la constante amenaza de un personaje que maneja un importante espacio de poder y con el que se pretende no contar en el próximo mandato.
Hoy más que nunca la Presidenta debe recordar y obedecer a la frase de Oscar Wilde: “Estar alerta, he ahí la vida; yacer en la tranquilidad, he ahí la muerte”.
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