miércoles, 15 de agosto de 2012

MATEMÁTICA K: SCIOLI X MACRI= 2013

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES

La estrategia kirchnerista infiere que mientras “menos” sean las chances de Scioli y “menos” las posibilidades de Macri, “más” serán las propias de vencer el año que viene.
Un viejo proverbio chino indica que “si realmente quieres que algo se concrete, nunca admitas cuanto lo deseas ni exageres tu interés; sino todo y todos se conspirarán para impedirlo”. Una vez más, se podrá encontrar en la sabiduría oriental el trasfondo de la pelea y enfrentamiento que la Presidenta mantuvo encarnizadamente con Daniel Scioli en los últimos meses, y con Mauricio Macri esta semana.
Detrás de estas peleas individualistas o personales se esconde la verdadera razón del problema que acoge a Cristina Fernández de Kirchner. No es, como muchos piensan, la proyección del Gobernador bonaerense o el Jefe de Gobierno porteño como candidatos presidenciales en el 2015 lo que verdaderamente le preocupa. Quizás sí sea un atenuante, pero no hay que irse tan lejos en el tiempo para encontrar el objeto del conflicto, sino que el ultra kirchnerismo piensa en el 2013 cuando menoscaba las imágenes de estos dos enemigos.Macri y Scioli, dos potenciales candidatos. Imagen: po.org.arMacri y Scioli, dos potenciales candidatos. Imagen: po.org.ar
Cierto es que la meta principal es la re-reelección de Cristina para un próximo período, pero habrá que recorrer un largo camino para llegar hasta esa instancia en el 2015. Por esta razón el 2013 es un año trascendental y decisivo en ese propósito. Será el próximo año cuando los argentinos renovaremos a los legisladores (Diputados y Senadores) que elegimos en el 2009.
Vale recordar que ese fue el comicio que Néstor Kirchner perdió en la Provincia de Buenos Aires con Francisco De Narváez, por los daños colaterales de la crisis del campo.
Las bancas necesarias
La política y la matemática (o cualquier otra ciencia exacta) no suelen llevarse bien, pero en este caso nos remitiremos –brevemente- a los números para entender por qué Cristina está tan empecinada en dañar las imágenes de Scioli y Macri.
Hoy, el Frente Para la Victoria cuenta con 116 Diputados Nacionales que obedecen ciegamente a Cristina. Debido a la pésima elección de los “K” en el 2009, en el 2013 Cristina sólo renovará 39 de esos 116. La gran mayoría de los legisladores “K” se consiguieron con el rotundo triunfo de octubre pasado, con el famoso 54% del que tanto se jacta la Presidenta.
Si bien es cierto que la imagen positiva de Cristina cayó bastante, obteniendo un promedio de sólo el 40% (casi 15 puntos menos que en octubre), el kirchnerismo sumaría de 13 a 16 diputados más. Así, pasaría de tener 116 a 132 representantes en la cámara baja y sólo le faltarían 40 para alcanzar los dos tercios necesarios para apoyar cualquier normativa sin necesidad de respaldos ajenos.
Con una elección aceptable, Cristina allanaría el camino para reformar la Constitución Nacional e imponer la re-reelección indefinida que le permita perpetuarse en el poder. El plan hegemónico que diseñaron el propio Néstor y el Chino Zannini incluía una mayoría absoluta en la legislatura. La “inoportuna” crisis del campo le impidió al kirchnerismo concretar su plan en el 2009. En el 2013, no quieren que Scioli, Macri o De la Sota les vuelvan a postergar el plan.
La meta es clara: no bajar del 40% en las elecciones del próximo año. Para cumplirla, se romperá cualquier tipo de límite o código. Por ello no debe sorprender que el kirchnerismo acuda a las armas más amorales para golpear a quienes quieran entrometerse en su diagrama. Prueba de esto es lo sucedido el fin de semana pasado durante la transmisión de los partidos de fútbol.
Se utilizó a “Fútbol para todos” para machacar sin demarcaciones la figura de Mauricio Macri por el paro de los subtes. Recordemos que esta transmisión es una iniciativa del Estado y no del kirchnerismo; todos los argentinos aportamos para que esa televisación sea posible. Es decir, Cristina logró que el Estado (Nacional) vaya contra el Estado (Porteño).
Plan B
Todas las encuestas que encarga el Gobierno Nacional traen malas noticias para Cristina. No hay estudio que no marque un descenso en la imagen de la Presidenta y un ascenso en las de Macri y Scioli. En enero, CFK le sacaba 30 puntos en un supuesto enfrentamiento contra Macri, hoy esa diferencia se redujo a solo 7 puntos.
Ante ese panorama, si el kirchenerismo no cumple con la meta de llegar al 40% el año que viene, los “ultras K” ya tienen un plan B: seducir a los radicales con un sistema semi presidencialista. En 1994, muchos radicales creían que lo conveniente era instaurar una reforma que permita un sistema parlamentario, restándole poder al presidente y creando la figura de un Primer Ministro (similar al sistema gubernamental de Francia).
De esta manera, en el 2015 Cristina pondría a un delfín como Presidente y se edificaría como una super Primera Ministra. No es la idea que más convence a la Presidenta, pero no se descarta como última alternativa.
Ante este escenario, los operadores “K” se encuentran “tanteando” y tentando a varios legisladores radicales. Varios teléfonos que suenan pertenecen a muchos de aquellos que se ponen melancólicos al recordar que con este sistema parlamentario no hubiese caído Fernando De la Rúa: “Si Fernando hubiese podido poner a Duhalde como Primer Ministro, seguramente habría terminado su mandato”, sostienen.
Existe una premisa que los “K” tienen como estandarte y que no deja lugar a dudas: con el Plan de Néstor y el “Chino” o con la segunda alternativa, ni Scioli, ni Macri son necesarios. Por el contrario, resulta imperioso que sus imágenes se debiliten.
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MARX MARCA EL RITMO DE LAS POLÍTICAS DE CRISTINA

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES

No se trata de Karl -fundador del marxismo- sino de Groucho, el comediante estadounidense. La Presidenta se encuentra frente a dos problemas sin solución.

El estadounidense Groucho Marx fue actor y escritor pero su faceta más recordada es la de comediante. Su estilo hacía que –muchas veces- sus frases se transformaran en genialidades que combinaban la diversión y la crueldad para definir la realidad. Tal es el caso de la siguiente, que bien sirve para precisar el clima político que vive la PresidentaCristina cometió una de las peores aberraciones de los últimos tiempos: avaló y defendió el accionar de los barrabravas. Imagen: InternetCristina cometió una de las peores aberraciones de los últimos tiempos: avaló y defendió el accionar de los barrabravas. Imagen: InternetCristina Fernández de Kirchner durante su segundo mandato: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Observaremos en el siguiente análisis cómo CFK hace palpable el latiguillo de Marx en dos casos puntuales: su férreo enfrentamiento con el Gobernador bonaerense Daniel Scioli y la relación del kirchnerismo con las polémicas barras bravas.
El cinismo de Cristina
En el marco de la inauguración de un nuevo sistema de seguridad para el ingreso de los "hinchas" a los estadios de fútbol, Cristina cometió una de las peores aberraciones de los últimos tiempos: avaló y defendió el accionar de los barrabravas. Son conocidos los lazos que unen a estos personajes con el kirchnerismo: el proyecto de “Hinchadas Unidas Argentinas” (que supervisó personalmente Máximo Kirchner) le permitió a las barras argentinas viajar al Mundial de Sudáfrica sin ningún tipo de restricciones o controles.
Luego de afirmar que muchos hechos de violencia adjudicados a las barras tienen una clara intencionalidad política, Cristina se despachó con frases como la siguiente: “Es como si de repente aparecieron delincuentes, porque yo no quiero hablar de barrabravas, porque soy hija de una hincha, fanática como es mi vieja, se agarraba al alambre así y se sigue agarrando al alambre; fui esposa de un fanático también de Racing y soy madre de un hincha fanático, así que yo quiero hablar solamente con el corazón y desprovista de todos los intereses espurios que muchas veces se mezclan en estas cosas, entremezclados con la política, entremezclados con los intereses de poner una situación como si fuera inédita y nueva en la República Argentina”.
¿Hay alguna defensa más pragmática de estos personajes que la de la propia Presidenta?Para Cristina no se trata de seres violentos que se manejan con una imputabilidad descarada, sino de “hinchas del corazón”; incluso trató al ex presidente Néstor Kirchner como a un "barrabrava".  El cinismo de Cristina nos quiere convencer de que personajes como Rafael Di Zeo, Mauro Martín, Alan y Wiiliams Schlenker, etc. son hinchas apasionados de fútbol equiparables a cualquier fanático (como su ex marido o su hijo).
Pero la irreverencia de la Presidenta no quedó allí, ya que más adelante sentenció: "Además, otra cosa que también tengo que decir, cuando se arman bardos no se arman solamente bardos en la “popu”, se arman también bardos en la platea. Yo he visto agarrarse a piñas en la platea entre gente, inclusive, del mismo club porque tienen diferencias con respecto a la jugada del arbitro, a lo que opinan del técnico, a lo que opinan del fútbol”.
Para entender el párrafo anterior, vale aclarar que los barrabravas solo se ubican en la popular ("‘popu", como la llama Cristina). La Presidenta intensifica su defensa, intentando asemejar a los integrantes de las barras con los hinchas que van a la platea. ¿Es cierto que también hay incidentes en las plateas? Sí, es cierto. ¿Es cierto que son incomparables con los delitos que los barras provocan –con total impunidad- en cada partido de fútbol en casi todos los estadios de la Argentina? Sí, es cierto. Solo un obtuso o cínico podría negarlo o intentar confundirlos. Cristina lo hizo.
Al filo del abismo
En los últimos días, el Gobierno Nacional decidió ponerle "pausa" a los reiterados ataques hacia el Gobernador de Buenos Aires. Luego de un período de más de un mes donde todos los funcionarios ultra "K" denostaron a Scioli, se produjo un parate en la embestida contra el bonaerense.
¿Notó Cristina que un enfrentamiento entre los dos líderes políticos más importantes no es aconsejable o recomendable para un país que se apresta a enfrentar una crisis económica? Para nada. Lejos está la Presidenta de –siquiera- acercarse a ese análisis. La ruptura con Scioli es un hecho, nada ni nadie lo impedirá.
¿A qué se debe –entonces- el parate de los agravios? A las encuestas, un elemento vital en la metodología política kirchnerista. Lo hacía Néstor con su famosa libretita, y lo hace Cristina con métodos más avanzados: día a día se revisan los estudios de opinión y análisis de los referentes políticos. En las mismas, la figura de Scioli no frena su crecimiento, mientras que la imagen de Cristina ya perdió más de 25 puntos con respecto a la úlitma elección (la del famoso 54%).
La Presidenta decidió romper las dos grandes alianzas que le permitieron acceder a su reelección con un porcentaje de popularidad inusitado. Primero, con Hugo Moyano; después con Daniel Scioli. Cristina no titubeó a la hora de dejarlos en ridículo y quitarles todas las "facilidades" que les ofrecía Néstor. Las reacciones de los ex aliados fueron radicalmente diferentes, pero con el mismo resultado. Mientras Moyano escogió el estilo combativo para romper con el oficialismo, Scioli prefirió la pasividad y dejarle a Cristina la tarea de ser la principal protagonista de la ruptura. Los asesores del Gobernador bonaerense insisten en que es el "pacifismo" lo que hace crecer la figura de Scioli, ¿por qué interrumpirlo entonces?. Como dijimos, el resultado fue el mismo: en ambos enfrentamientos, la imagen más perjudicada fue la de Cristina.
Retomando las palabras del humorista estadounidense, fue Cristina la que buscó el problema (el enfrentamiento), la que lo encontró (la irracionalidad de sus pedidos logró que Scioli decida no seguir obedeciendo obsecuentemente sus caprichos), la que hizo un diagnóstico equivocado (pensando que Scioli dimitiría de su cargo), y también es ella la que está proponiendo remedios equivocados.
Cristina se encuentra atrapada en un laberinto sin salida en el que se superponen los errores. Mientras en el caso de los barrabravas sacrifica la voluntad popular (es abrumadora la porción de la sociedad que los rechaza) para no romper con sus aliados que le garantizan la fuerza de choque (imprescindible con Moyano afuera del oficialismo); en el enfrentamiento con Scioli, privilegia su figura y decide poner en "stand by" la embestida contra el bonaerense.
Con las encuestas en la mano, el seno íntimo del kichnerismo (Zannini y Máximo) siente la decepción: no importa cual sea el comportamiento de Cristina, los números continúan bajando.
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LA PRESIDENTA SIGUE COSECHANDO ENEMIGOS; AHORA, DE LA SOTA

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
El Gobierno nacional continúa acumulando malas noticias: el Gobernador cordobés puso de manifiesto sus diferencias con el kirchnerismo.

En Córdoba lo apodan “Gallego” por su obstinación para conseguir lo que desea. En esta oportunidad, eligió una frase irónica para marcarle el territorio a la Presidenta: “Es más fácil conseguir un DNI con cambio de sexo que poder comprar dólares”. José Manuel De la Sota se suma así a su par bonaerense y al líder gremial camionero para conformar un frente interno (dentro del Partido Justicialista) opositor al Gobierno Nacional de Cristina Fernández de Kirchner.
Para entender el enfrentamiento de CFK con el Gobernador cordobés hay que remontarse bastantes años en el tiempo. Aunque con varios encontronazos, la relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007 A partir de esa fecha, todo cambió. Córdoba dejó de ser “K”.La relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007.  A partir de esa fecha, todo cambió. Imagen: lainternaprovincial.com.arLa relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007. A partir de esa fecha, todo cambió. Imagen: lainternaprovincial.com.ar Durante los cuatro años que el “Gallego” se mantuvo en las sombras de la política cordobesa, se pudo disimular el enfrentamiento; pero con De la Sota nuevamente como Gobernador, los chispazos no se hicieron esperar.
El bochorno del 2-S
Con ocho años como máximo líder de Córdoba en sus espaldas, en el 2007 De la Sota se vio obligado a poner su carrera política en stand by. La Constitución cordobesa permite dos mandatos consecutivos; por ello, el Gobernador pretendía concretar sus sueños presidenciales en dicho año. Conocedor del clima político que vive la sociedad, De la Sota advirtió que no podía enfrentarse a Néstor Kirchner en el 2007.
Consecuentemente, De la Sota tenía un solo objetivo en mente: conseguir una victoria rutilante en Córdoba (mediante su delfín Juan Schiaretti) que le sirva de punto de partida para su candidatura a la Rosada en el 2011. Mediante un pacto implícito con Néstor en el que De la Sota apoyaría a Cristina como candidata y el pingüino no haría lo propio con Luis Juez (su acérrimo rival, que –a su vez- mantenía buenas migas con muchos funcionarios kirchneristas), todo parecía estar controlado para el “Gallego”. Pero el destino le deparó un cambio dramático en sus planes: las elecciones a gobernador del 2 de septiembre arrojaron un resultado tan dudoso como sorprendente. Los cordobeses eligieron no respaldar ciegamente a De la Sota y –luego de fuertes denuncias de fraude- su candidato obtuvo un triunfo hiper cuestionado, superando por tan solo centésimas a Luis Juez. Pasada la catástrofe del 2-S, el delasotismo se percató de un par de secretos que pusieron los pelos de punta a su líder natural.
El entonces Jefe de Gabinete Alberto Fernández había trabajado activamente para el candidato del Frente Nuevo, Luis Juez. Y no estaba solo: más de la mitad del Gabinete “K” deseaba que el progresista y carismático enemigo de De la Sota arribe a la gobernación de Córdoba. El entorno más íntimo del entonces ex Gobernador aseguraba que De la Sota era consciente de que la posición de Alberto Fernández reflejaba la intención sincera de Néstor.
Fue semanas después del 2-S cuando la relación entre el pingüino y el “Gallego” se rompió irrevocablemente. En un llamado que Néstor le hizo a De la Sota en la previa de una visita de campaña de Cristina a Córdoba, los rencores no se pudieron ocultar. Fruto de ello, en las elecciones presidenciales de octubre de 2007 Cristina obtuvo en Córdoba una pésima elección. Si bien ganó categóricamente en todo el país, en tierras cordobesas quedó en tercer lugar detrás de Roberto Lavagna y Elisa Carrió.
El momento de la venganza
Cuatro años y medio debió esperar José Manuel De la Sota para vengar aquel 2-S. Luego del alejamiento de Hugo Moyano y la consumada (aunque inconclusa) ruptura con Daniel Scioli, la Presidenta necesita más que nunca del apoyo de los “caudillos” provinciales para garantizar su liderazgo. La imagen de Cristina viene en picada (cayó más de 15 puntos según las encuestadoras) y el 54% que tanto ostentaba solo queda en la memoria de los “K” más fanáticos.
En ese marco, el Gobernador cordobés salió al cruce de Cristina y le declaró públicamente que no piense en encontrar en Córdoba a un aliado para los tiempos difíciles. La política arbitraria del kirchnerismo no tiene poder sobre el mandatario cordobés, que logró hacerse de un abultado “colchón” para sobrepasar la crisis económica actual y no tener los mismos problemas que Scioli a la hora de pagar los aguinaldos.
Con el Gobernador cordobés en la vereda de enfrente, el Gobierno Nacional se gana un enemigo de los que se consideran “pesados”. El interrogante que surge de este avistamiento es si la Presidenta tendrá la capacidad para llevar a delante un país sin el apoyo de los cuatro distritos más importantes del país.
Mauricio Macri en Capital Federal, Daniel Scioli en Buenos Aires, Antonio Bonfatti en Santa Fe y –ahora- José Manuel De la Sota en Córdoba conforman un frente opositor que representa más del 75% de los votos. Si a eso le sumamos la obstrucción de Hugo Moyano, ¿Podrá el –virtual- 54% (que, según las encuestadoras, hoy es un 35%) contra todo? ¿Cuenta la Presidenta con el respaldo suficiente como para mantener su modelo de política arbitraria?¿O las oposiciones que sufre obligarán a Cristina a ejecutar un cambio dramático? En ese caso, ¿Es –Cristina- una persona capaz de cambiar y reconocer los errores cometidos?
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