miércoles, 15 de agosto de 2012

LA PRESIDENTA SIGUE COSECHANDO ENEMIGOS; AHORA, DE LA SOTA

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
El Gobierno nacional continúa acumulando malas noticias: el Gobernador cordobés puso de manifiesto sus diferencias con el kirchnerismo.

En Córdoba lo apodan “Gallego” por su obstinación para conseguir lo que desea. En esta oportunidad, eligió una frase irónica para marcarle el territorio a la Presidenta: “Es más fácil conseguir un DNI con cambio de sexo que poder comprar dólares”. José Manuel De la Sota se suma así a su par bonaerense y al líder gremial camionero para conformar un frente interno (dentro del Partido Justicialista) opositor al Gobierno Nacional de Cristina Fernández de Kirchner.
Para entender el enfrentamiento de CFK con el Gobernador cordobés hay que remontarse bastantes años en el tiempo. Aunque con varios encontronazos, la relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007 A partir de esa fecha, todo cambió. Córdoba dejó de ser “K”.La relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007.  A partir de esa fecha, todo cambió. Imagen: lainternaprovincial.com.arLa relación de De la Sota con el kirchnerismo se podía calificar de “satisfactoria” hasta el dos de septiembre de 2007. A partir de esa fecha, todo cambió. Imagen: lainternaprovincial.com.ar Durante los cuatro años que el “Gallego” se mantuvo en las sombras de la política cordobesa, se pudo disimular el enfrentamiento; pero con De la Sota nuevamente como Gobernador, los chispazos no se hicieron esperar.
El bochorno del 2-S
Con ocho años como máximo líder de Córdoba en sus espaldas, en el 2007 De la Sota se vio obligado a poner su carrera política en stand by. La Constitución cordobesa permite dos mandatos consecutivos; por ello, el Gobernador pretendía concretar sus sueños presidenciales en dicho año. Conocedor del clima político que vive la sociedad, De la Sota advirtió que no podía enfrentarse a Néstor Kirchner en el 2007.
Consecuentemente, De la Sota tenía un solo objetivo en mente: conseguir una victoria rutilante en Córdoba (mediante su delfín Juan Schiaretti) que le sirva de punto de partida para su candidatura a la Rosada en el 2011. Mediante un pacto implícito con Néstor en el que De la Sota apoyaría a Cristina como candidata y el pingüino no haría lo propio con Luis Juez (su acérrimo rival, que –a su vez- mantenía buenas migas con muchos funcionarios kirchneristas), todo parecía estar controlado para el “Gallego”. Pero el destino le deparó un cambio dramático en sus planes: las elecciones a gobernador del 2 de septiembre arrojaron un resultado tan dudoso como sorprendente. Los cordobeses eligieron no respaldar ciegamente a De la Sota y –luego de fuertes denuncias de fraude- su candidato obtuvo un triunfo hiper cuestionado, superando por tan solo centésimas a Luis Juez. Pasada la catástrofe del 2-S, el delasotismo se percató de un par de secretos que pusieron los pelos de punta a su líder natural.
El entonces Jefe de Gabinete Alberto Fernández había trabajado activamente para el candidato del Frente Nuevo, Luis Juez. Y no estaba solo: más de la mitad del Gabinete “K” deseaba que el progresista y carismático enemigo de De la Sota arribe a la gobernación de Córdoba. El entorno más íntimo del entonces ex Gobernador aseguraba que De la Sota era consciente de que la posición de Alberto Fernández reflejaba la intención sincera de Néstor.
Fue semanas después del 2-S cuando la relación entre el pingüino y el “Gallego” se rompió irrevocablemente. En un llamado que Néstor le hizo a De la Sota en la previa de una visita de campaña de Cristina a Córdoba, los rencores no se pudieron ocultar. Fruto de ello, en las elecciones presidenciales de octubre de 2007 Cristina obtuvo en Córdoba una pésima elección. Si bien ganó categóricamente en todo el país, en tierras cordobesas quedó en tercer lugar detrás de Roberto Lavagna y Elisa Carrió.
El momento de la venganza
Cuatro años y medio debió esperar José Manuel De la Sota para vengar aquel 2-S. Luego del alejamiento de Hugo Moyano y la consumada (aunque inconclusa) ruptura con Daniel Scioli, la Presidenta necesita más que nunca del apoyo de los “caudillos” provinciales para garantizar su liderazgo. La imagen de Cristina viene en picada (cayó más de 15 puntos según las encuestadoras) y el 54% que tanto ostentaba solo queda en la memoria de los “K” más fanáticos.
En ese marco, el Gobernador cordobés salió al cruce de Cristina y le declaró públicamente que no piense en encontrar en Córdoba a un aliado para los tiempos difíciles. La política arbitraria del kirchnerismo no tiene poder sobre el mandatario cordobés, que logró hacerse de un abultado “colchón” para sobrepasar la crisis económica actual y no tener los mismos problemas que Scioli a la hora de pagar los aguinaldos.
Con el Gobernador cordobés en la vereda de enfrente, el Gobierno Nacional se gana un enemigo de los que se consideran “pesados”. El interrogante que surge de este avistamiento es si la Presidenta tendrá la capacidad para llevar a delante un país sin el apoyo de los cuatro distritos más importantes del país.
Mauricio Macri en Capital Federal, Daniel Scioli en Buenos Aires, Antonio Bonfatti en Santa Fe y –ahora- José Manuel De la Sota en Córdoba conforman un frente opositor que representa más del 75% de los votos. Si a eso le sumamos la obstrucción de Hugo Moyano, ¿Podrá el –virtual- 54% (que, según las encuestadoras, hoy es un 35%) contra todo? ¿Cuenta la Presidenta con el respaldo suficiente como para mantener su modelo de política arbitraria?¿O las oposiciones que sufre obligarán a Cristina a ejecutar un cambio dramático? En ese caso, ¿Es –Cristina- una persona capaz de cambiar y reconocer los errores cometidos?

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