viernes, 21 de octubre de 2011

ELECCIONES 2011: ¿CERCA DEL FINAL O CERCA DEL PRINCIPIO?




MINUTORIOJA.COM.AR

Faltan apenas días para las últimas elecciones del año y parece que todo ya está definido. Los riojanos (y todo el país) vivimos un año electoral intenso y el domingo -aparentemente- todo llegará a su fin; luego del próximo fin de semana tendremos que esperar hasta el 2013 para poder depositar nuestro voto en las urnas. 
Pasadas las elecciones internas del 14 de agosto, quedó en claro que a nivel nacional todo estaba definido y que las elecciones del domingo sólo se realizarían para cumplir con el protocolo. Pero los riojano tuvimos un escenario distinto: la lista azul del Frente Para la Victoria obtuvo un triunfo con un margen menor al esperado, y el supuesto crecimiento constante de la lista verde de Menem prometía que el 23 de octubre se iba producir una lucha cabeza a cabeza para ver que agrupación lograba depositar dos representantes en el Senado Nacional.
Nada de eso pasó. El Gobierno Nacional de Cristina Fernández de Kirchner puso las cosas en orden, dejó en claro su apoyo a la lista que encabeza Teresita Luna y –consecuentemente- las encuestas le dieron a la vicegobernadora una distancia que se acerca a los diez puntos porcentuales. Es decir que en el estamento de Senadores tampoco habrá una vibrante emoción a la hora de contar los votos el domingo. Si la habrá –en cambio- en el estamento de Diputados: el alto porcentaje que obtendría la lista azul le permitiría a la lista de Javier Tineo ingresar a su segunda candidata: Teresita Quintela. De esta manera, quedaría afuera la candidata radical Inés Brizuela y Doria. 
De acuerdo a lo que anticipan las encuestas, la única incertidumbre que se develará el próximo domingo es la de saber cuál es el tercer diputado que representará a nuestra provincia; si lo es la primer candidata radical (Brizuela y Doria) o la segunda candidata de la lista azul (Teresita Quintela).

La historia del huevo o la gallina
Con la certeza de saber que la gran ganadora del domingo será la líder del Frente Para la Victoria Riojano (Tere Luna), en los últimos días fueron muchos los que decidieron declararse claros seguidores de la lista azul. Pronunciamientos que brillaron por su ausencia en las horas posteriores a las elecciones primarias de agosto. 
El ejemplo más palpable de este escenario es el del intendente capitalino Ricardo Quintela. Aunque su hermana pertenece a la lista azul; hasta hace dos semanas, no se observó un apoyo denodado del intendente por el crecimiento de la fórmula de Luna. Que no conviene que la figura de la vicegobernadora se potencie tanto, que el esfuerzo resultaría en vano porque su hermana no entraría, que el Beder lo había ordenado así, etc.; muchas fueron las versiones que justificaban la indiferencia del Gitano hacia la campaña.
Recién después de la visita a la Casa Rosada, se comenzó a ver a la ‘gente’ de Quintela caminando las calles de la capital y haciendo proselitismo por la lista azul. Una fuente muy confiable aseguró queexistieron dos hechos para que cambiara la actitud del intendente. En primer lugar, un gran reto de la propia presidenta porque la lista del FPV había perdido en la capital riojana; y –segundamente- unas encuestas que circulaban en la rosada donde se manifestaba un gran crecimiento de la candidatura de Tere Luna.
Lo cierto es que el lunes la ciudad apareció empapelada con afiches quintelistas. Los rostros de Cristina, Beder y Quintela se mostraban juntos (casualmente –o causalmente- por photoshop, no en un fundido abrazo) pidiendo que el 23 se vote por La Rioja. La dicotomía que surge naturalmente es el siguiente: ¿La lista de la Tere creció gracias al comienzo del accionar de Quintela? ó ¿Quintela comenzó a mostrarse dentro de la campaña por el crecimiento de Luna (para no quedarse afuera del triunfo?.
Seguramente las dos preguntas tengan algún grado de respuesta positiva. Si todo sucede como marcan las encuestas, la única realidad será que tanto Luna como Quintela intentarán mostrarse como grandes ganadores de los comicios. Desde ese momento, nuestra provincia tendrá tres líderes claros que se disputarán el poder con miras al 2015: Beder Herrera, Teresita Luna y Ricardo Quintela. Será entonces cuando descubriremos que el domingo a las 18 hs terminará sólo ‘formalmente’ el año electoral, porque en ese mismo instante comenzará la verdadera lucha por el 2015. Al fin de cuentas, como decía Bill Clinton cuando finalizaba una campaña, "Para un político no existe el cierre de campaña; la vida misma es una campaña que -mientras ejerzas la política- nunca termina"
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LA INMADUREZ DEL VOTO ARGENTINO



REVISTA MAGNA. BUENOS AIRES

Entre las internas de agosto y el próximo domingo sólo hay 70 días. Sin embargo, los cambios en las adhesiones a cada candidato son abrumadores.
Una de las posibilidades que nos brinda el hecho de que se hayan realizado elecciones internas para elegir al presidente que nos guiará en los próximos cuatro años, es analizar si se produce algún tipo de cambio en dos votaciones idénticas con tan poco tiempo entre una y otra. Tan sólo dos meses y nueve días separan a la interna del 14 de agosto con las que se llevarán a cabo el próximo domingo.
Si bien es cierto que las encuestas no aseguran un resultado, cuando se produce una concordancia en la mayoría de las consultoras (como sucede con relación a esta elección) en cuanto a los resultados que vaticina, podemos tener una pauta certera de cual es la tendencia que se ejecutará en los comicios. Esa pauta nos permite realizar un llamativo análisis en cuanto a los cambios que seImagen: pensandoneuquen.blogspot.comImagen: pensandoneuquen.blogspot.com vislumbran para el domingo con referencia al pasado 14 de agosto.
El exitismo argentino
Que Cristina superará los 50 puntos conseguidos en las internas es una premisa que comparten absolutamente todas las encuestadoras. Las consultaras más prestigiosas de nuestro país aseguran que la Presidenta ostentará entre el 55% y el 58% de los votos. Esto significa que alrededor de un millón y medio de personas que no optaron por Cristina en agosto, el domingo se volcará por ella.
¿Puede el Gobierno Nacional haber convencido con tan sólo dos meses de gestión a 1,5 millones de personas cuando no lo había logrado en los ocho años anteriores? ¿Qué obras, actos o gestos políticos realizó Cristina para conquistar a un millón y medio de nuevos seguidores en apenas 75 días? Más allá del color político que tenga cada uno, no existe una explicación lógica y coherente para contestar estos interrogantes.
La única respuesta valedera que serviría para intentar descifrar semejante incertidumbre, sólo obedece al exitismo que caracteriza a nuestro país. “Estar del lado ganador” es la consigna que permite que alrededor del 7% de los electores decida –repentinamente- cambiar su voto para escoger a Cristina. Puede sonar fuerte decirlo de este modo, pero resulta difícil creer que un espacio tan controvertido como el kirchnerismo pueda sumar un millón y medio de seguidores en apenas dos meses sin que haya pasado ningún hecho significante en el medio. Por el contrario, casos como los de “Candela” y “Schoklender” podrían haber explicado –coherentemente- un deceso en la imagen de Cristina.
Que la Argentina es un país exitista no es una novedad. Quizás sean los deportistas quienes más sufren esta cualidad argenta; Gastón Gaudio, Guillermo Coria, Ariel Ortega, Román Riquelme son algunos de los nombre que más padecieron la vulnerabilidad de su respaldo dependiendo de los resultados conseguidos. Hasta Lionel Messi parece ser una víctima del exitismo: un gran sector de nuestro país no lo reconoce como el mejor jugador del mundo (mote que no se discute en ninguna otra parte del planeta) por el sólo hecho de que no ha conseguido buenos resultados con la Selección.
Pero no sólo el mundo del deporte padece de exitismo. Luego del ataque de Estados Unidos a Irak, y para justificar su posición a favor de los estadounidenses, Mariano Grondona culminó su editorial en “Hora Clave” diciendo: “A fin de cuentas, me tengo que poner del lado del ganador; e Irak no tiene posibilidades de triunfar”.
No es nuestra intención criticar uno de los vicios de nuestra sociedad, sino de intentar explicar como es posible que 1,5 millones de argentinos decidan pasarse del lado opositor al oficialista en un lapso menor a 80 días. Y ojo: no es que no entendamos la posibilidad del cambio (fundamental para el progreso), sino que la propia Presidenta es la que se encargó de demostrar que su plan era fortalecer su posición (desterrando todo tipo de cambio).
Sólo se que no voto a Cristina
Aunque resulte menos llamativo que el caso anterior, no deja de sorprender la variabilidad del voto con respecto a los candidatos que se denominan “opositores”. Cuando empezó el año, quien se postulaba como el gran destinatario de todos los votos opositores era Mauricio Macri. Finalmente el Jefe de Gobierno porteño decidió no ir por la presidencia y –con los candidatos ya confirmados- se presumía (según las encuestas) que Eduardo Duhalde sería el segundo con chances remotas de buscar el ballotage.
Finalmente llegó el 14 de agosto y se produjo un empate técnico en el segundo lugar entre Ricardo Alfonsín y Duhalde. El domingo, Duhalde –seguramente- quedará en el quinto lugar sólo delante de Altamira y Carrió. Obviamente, él es el principal responsable de su fracaso electoral y de dejar escapar a un sector de votantes que pensaba apoyarlo, pero es inentendible como un político que llegó a estar con una intención de voto del 21% termine (tan solo 4 meses después) con apenas el 6 o el 7 %.
No muy distinto es el caso del radical Alfonsín. La interna lo proclamó en el segundo lugar superando el 12% de los votos. Las encuestas que mejor lo ven lo ubican en la tercera posición con el 8,5%. En el mejor de los casos, el radical perderá cerca de un millón de seguidores. ¿Qué hizo Alfonsín para perder semejante cantidad de votantes en éstos dos meses? Otra pregunta que no puede ser contestada coherentemente.
Los opositores que se ven beneficiados por la inmadurez de nuestro voto son los representantes del socialismo (Hermes Binner) y del Compromiso Federal (Rodríguez Saá). Hasta cinco meses antes de las elecciones la candidatura del rosarino ni siquiera estaba confirmada. El hecho de que Binner sea candidato se debe a que Alfonsín pactó con De Narváez y el socialismo retiró su apoyo hacia el radical. Ese candidato que salió de la ruptura con el radicalismo será el gran ganador (después de Cristina) de las elecciones presidenciales. Se ubicará en el segundo lugar superando la barrera del 12% que tanto les costó alcanzar a Duhalde y a Alfonsín en agosto.
Rodríguez Saá (prácticamente afuera de las elecciones luego de romper el Peronismo Federal con Duhalde) lucha por el tercer lugar. Quizás sea esa la única incertidumbre del domingo: saber si es él o Alfonsín quien complete el podio.
Otro caso que no debe olvidarse es el suceso “Altamira”. El líder del partido Obrero hace varias elecciones que se presenta como candidato presidencial y nunca pudo llegar al número entero obteniendo decimales. La nueva regulación de la ley electoral que lo obligaba a obtener el 1,5% en las primarias para poder presentarse en octubre, dejó al candidato obrero al borde del abismo. Una campaña twittera (comandada por el farandulero Jorge Rial) le permitió a Altamira obtener un histórico 2,5%.
Lejos de la democracia ideal donde el voto es la base sólida del modelo, en la Argentina el voto parece estar signado por el exitismo, el estado de humor pasajero del votante o por alguna campaña frívola en una red social. El ex Presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt dijo alguna vez que“Cada sociedad tiene el gobernante que se merece”. ¿Será el kirchnerismo un espacio político tan inmaduro como nuestro voto?
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