REVISTA MAGNA. BUENOS AIRES
El Gobierno ha decidido elegir a sus enemigos y ya se han identificados tres grandes opositores. ¿Podrá contra todos?
Se termina el año del histórico 54% que consagró al kirchnerismo como el movimiento político más importante del principio del siglo XXI. El 2011 será identificado como el año en el que los argentinos respaldamos ampliamente el Proyecto Nacional y Popular iniciado por Néstor Kirchney y continuado por su mujer Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo, no todos las buenas noticias son eternas. De cara al 2012 que ya comienza, el Gobierno ha abierto tres frentes de confrontación más que importantes: la conocida lucha con el Grupo Clarín, el enfrentamiento con los sindicalistas liderado por Hugo Moyano y la incipiente provocación con el Gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli.
El delgado hilo de la censura
La sanción de la nueva ley sobre el control de Papel Prensa volvió a poner sobre el tapete la creciente enemistad del kirchnerismo con los medios de comunicación opositores. Algunos creían que luego del rotundo triunfo conseguido por Cristina en octubre, las mieles del éxito harían que el
notio.com.aroficialismo se tomara un descanso en su modelo combativo. Muy por el contrario, cada voto le significó a los “K” una inyección de ánimo para convencerlos de que están en el camino correcto.“La gente nos votó por nuestro estilo, no veo porqué debemos abandonarlo”, habría dicho el influyente Carlos Zannini a un periodista de Página 12.
El kirchnerismo puro sabe que la disputa con Clarín es la batalla más importante en su lucha por imponer su modelo en la sociedad argentina. Así lo pensaba Néstor y así lo piensa Cristina.Desde el momento que se ejecute la ley (si logra pasar el amparo que Clarín presentará con seguridad ante la Corte Suprema), el Gobierno Nacional dispondrá a su antojo la repartición del papel con el que se hacen los diarios. Desde el Grupo Clarín aseguran que la primer medida que tomará Guillermo Moreno al respecto será un abrupto aumento sobre el precio del papel para bajar drásticamente las ventas de Clarín y La Nación.
La euforia predomina hoy en el oficialismo por la rápida sanción de la ley sin tener que sufrir ningún tipo de costo político importante, pero quedó sobrevolando en el ambiente una sensación que preocupa a más de un kierchnerista: Magnetto y compañía no se quedarán con los brazos cruzados; más allá de la cadena de apelaciones y amparos que se sucederán a partir de ahora, en el plano estratégico se espera que el próximo golpe será del multimedio hacia el Gobierno.
Sin prisa pero sin pausa
Hugo Moyano decidió poner en “stand by” su enfrentamiento con Cristina. Luego de su tajante desplante en el acto de Parque Patricios, el gremialista no salió a pisar cabezas “K”. En lo que muchos consideran una decisión inteligente, optó por poner paños fríos a la confrontación directa con Cristina pero –a su vez- mostrarse bien cerca de los enemigos públicos de la Presidenta.
Desde el moyanismo están convencidos que no existe la posibilidad de una rectificación que provoque un acuerdo o arreglo, aunque piensan que las vacaciones no son el momento indicado para concretar la guerra. “Sabemos que no representan al peronismo y lo dijimos, pero nada nos apura a enfrentarnos ya”, sostuvo un dirigente de segunda línea de la CGT sobre el kirchnerismo.
Mucho ya hemos desarrollado sobre esta disputa la semana pasada, sólo queda por agregar que sin lugar a dudas, si se concreta este rompimiento: peronismo vs. kirchnerismo, está será la madre de las batallas. La potencia, la capacidad de manipulación y la magnanimidad de ambos espacios así lo garantizan.
El temor de construir un Frankeistein
No es una novedad, pero vale la pena recalcarlo: la relación de Scioli y el kirchnerismo es puramente por conveniencia; no existe ningún tipo de concordancia ideológica ni metodológica en la manera de vivir la política. Cristina necesitó de Scioli para asegurarse su permanencia en la Rosada y Scioli necesitó de Cristina para no poner en riesgo su continuidad al mando de la provincia más importante del país.
A diferencia de Néstor, Cristina no es una persona que se destace por su paciencia. A esto debemos agregarle, la conocida premisa de John F. Kennedy sobre la generación de pactos políticos “En las alianzas políticas es imprescindible la paciencia para soportar las diferencias”, así concluiremos que la Presidenta extraña a su marido a la hora de dialogar con los que no coincide ideológicamente. La ruptura con Moyano es una prueba acabada de ello.
El hecho que fulminó los últimos destellos de paciencia que quedaban en la Presidenta fue la represión de la Policía Bonaerense contra los integrantes de La Cámpora. Tal como lo manifestó luego de la muerte de Ivan Heyn, Cristina siente a cada joven de la agrupación comandada por Máximo como “un hijo”. Ricardo Casal (ministro mimado de Scoli) tendría las horas contadas en su cargo. Su renuncia obligada sería el detonante para que el Gobernador haga manifiesta su disconformidad con las últimas decisiones de Cristina (Por ej. la designación de Mariotto como vice).
Ante todos los frentes que tiene abierto el kirchnersimo para el 2012, parecería que la gran elección de octubre le garantiza una victoria segura con cualquier opositor que se le enfrente. Tiene más aceptación pública y seguidores que Clarín, posee más legitimidad que Moyano y cuenta con más poder que Scioli. Ahora bien, el peligro de tener más de un frente abierto radica en la posibilidad de que dos o más de ellos se alíen. ¿Qué pasaría –entonces- si los votos de Scioli y la fuerza de choque de Moyano arman un solo frente con el apoyo/complicidad de la manipulación que puede otorgar Clarín? Sólo el transcurrir del 2012 nos dará esa respuesta.