miércoles, 7 de septiembre de 2011

LOS MÉRITOS DEL KIRCHNERISMO



REVISTA MAGNA. BUENOS AIRES

Sin caer en la subjetividad de ubicarse como “anti K” o “militante K”, te mostramos las virtudes irreprochables que han conseguido Cristina y Néstor.
El 20 de diciembre de 2001 estalló una crisis económico-social en nuestro país que provocó –entre otras cosas- la renuncia de Fernando De la Rua a la presidencia de la Nación. La premisa que se consolidó como consigna en todas las manifestaciones fue la misma: “Que se vayan todos”. Hoy, a casi 10 años del estallido el ambiente que se vive en el país es radicalmente diferente, todos los analistas políticos coinciden en que existe una idea generalizada de ‘continuidad’.
Los datos empíricos confirman esa hipótesis: de las 12 elecciones ejecutivas que se llevaron a cabo (11 a gobernadorImagen: diariodigitalglobal.com.arImagen: diariodigitalglobal.com.ar y una presidencial), 11 tuvieron como ganador al mismo espacio político que estaba gobernando (8 reelecciones y 3 cambios de “nombres” en el mismo partido).  Revisemos rápidamente los cuatro casos más paradigmáticos.
Cristina en todo el país
El porcentaje con el que la presidenta aplastó a la oposición el pasado 14 de agosto no deja lugar a dudas sobre su respaldo popular. Sin embargo, es importante reconocer que el buen pasar en el bolsillo de los argentinos mucho tuvo que ver, en este sentido el politólogo Rosendo Fraga (opositor) admitió que “a Cristina la ayudó bastante el hecho de que la economía marche por un buen camino. La gente prefirió darle continuidad a lo que ya conoce y no quiso arriesgar la posibilidad de un cambio”.
Macri en Capital
Si bien es cierto que la diferencia que consiguió el líder del Pro sobre su perseguidor más mediato fue abultada, ni él mismo se esperaba que la brecha se acerque a los 20 puntos (en primera vuelta). Quienes conocen el círculo íntimo del Jefe de Gobierno Porteño revelaron uno de los análisis de Jaime Durán Barbas (asesor personal de Macri): “La diferencia real entre Macri y Filmus supera apenas el 10%; el resto se debió a que hay una percepción en el ambiente donde predomina la continuidad”.
Bonfatti en Santa Fe
 En el mundo del “podría haber sido”, los seguidores del cómico Miguel Del Sel afirman que si no fuese porque ‘estamos bien’, el integrante de Midachi sería el gobernador de la provincia. No caben dudas que un período de crisis, el resultado para los santafesinos no hubiese sido el mismo. De todos los ganadores, Bonfatti tendría que ser el más agradecido del “bienestar” económico: su diferencia fue de apenas 3 puntos.
De la Sota en Córdoba
Sólo los cordobeses saben a ciencia cierta la participación activa que desempeñó el actual gobernador Juan Schiaretti en la campaña del ex gobernador De la Sota. Se anticipaba un comicio muy reñido entre “el gallego” y Juez, pero finalmente José Manuel aventajó por 12 puntos al líder del Frente Cívico. Más que importante fue la influencia de Schiaretti, ya que su gestión posee una altísima imagen positiva y –como consecuencia- Córdoba no quiso cambiar.
De los cuatro casos que vimos (al igual que el resto de las re-elecciones), hay una premisa que prevalece: “temor al cambio”. Con lo expuesto, debe reconocérsele al Kirchnerismo producir un cambio determinante en la mentalidad de los argentinos: del “que se vayan todos” del 2001 al “que sigan todos” actual. No importa aquí la ideología o inclinación política que cada uno posea, esto es una realidad. Tanto el Kirchnerista de la primera hora como el más acérrimo opositor deberían visualizar lo anterior.
El huevo o la gallina
Cuando se produjeron las primeras elecciones del año que dieron como ganador al candidato que representaba al Kirchnerismo se refrotó un debate tan antiguo como habitual. ¿El candidato gana porque es Kirchnerista o el Kirchnerismo se ve favorecido porque apoya al candidato? Los casos más paradigmáticos fueron los de Urtubey en Salta o Beder Herrera en La Rioja: ambos ganaron con un porcentaje altísimo la gobernación.
Los medios opositores (Grupo Clarín) implantaron la idea de que ganaban por su peso propio en la provincia y se decían “K” para no sufrir represalias en coparticipación nacional. Desde el Kirchnerismo aseguraban todo lo contrario: “No hubieran obtenido ese porcentaje sino contaran con nuestro apoyo”.
El ex Gobernador cordobés Eduardo Angeloz decía “En la cancha se ven los pingos”, esta tuvo lugar el 14 de agosto y Cristina sacó a relucir se condición de ‘pingo’. En rasgos generales, absorbió el mismo apoyo que habían recibido sus representantes en las elecciones locales.
Profundizando el debate sobre liderazgos y adhesiones, tomaremos el caso de Córdoba. Luego de su rotunda victoria en las elecciones para gobernador, José Manuel De la Sota decidió no adherir a la lista de diputados nacionales de Cristina para las internas de Agosto. Presentó su propia lista –iba sin candidato a presidente- liderada por Carlos Caseiro. Los resultados abofetearon al Gobernador electo: el Kirchnerista Francioni (Frente Para la Victoria) obtuvo alrededor del 30% y Caseiro sólo el 7%.
Afortunadamente para De la Sota, se trataba de una interna. El sábado pasado Caseiro anunció que se bajaba de las elecciones de octubre y que Unión por Córdoba (partido de De la Sota) adhería y apoyaba la lista del Frente Para la Victoria. De la Sota demostró ser un político de raza y supo reconocer a tiempo su “miopía” eleccionaria: su derrota era ineludible y resultaba inexplicable enfrentarse a Cristina sabiendo que gobernará por cuatro años más.
Algunos califican la actitud de De la Sota como un “guiño” hacia la presidencia, pero sería más atinado afirmar que se trata de un intento del cordobés por reconstruir una relación con el Gobierno Nacional para no seguir padeciendo un “aislamiento coparticipable” en los próximos cuatro años. Al fin y al cabo, De la Sota es un peronista pura cepa y como tal obedece a uno de los principios básicos que Juan Domingo Perón impuso en la política argentina: “tomar decisiones acatando la voluntad popular”. En el 2011 el pueblo ya expresó su voluntad apoyando a Cristina.
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