martes, 17 de mayo de 2011

Las (in)decisiones de Cristina



REVISTA MAGNA
Sin la presencia de su ex marido, la Presidenta se ve obligada a tomar decisiones cruciales en soledad. Esta semana debe elegir al candidato en la ciudad.


Como si hubiese intentado contestar uno de los interrogantes que planteamos la semana pasada en este mismo espacio, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner sacudió el tablero político el jueves pasado golpeando duramente en su discurso al líder gremialista Hugo Moyano. Inesperadamente, algunos se sorprendieron en demasía con las palabras de Cristina; sin embargo es un conflicto que se preveía y que tendrá varios coletazos.
De todo el embrollo que se ha disparado desde la pronunciación del discurso de la Presidenta, es de destacar el dato que aporta Julio Blanck (Clarín) en su columna dominical: un abogado vinculado aImagen: hugokulman.blogspot.comImagen: hugokulman.blogspot.com
Hugo Moyano anduvo preguntando a partir de qué momento los candidatos disfrutan de la
 protección de los fueros parlamentarios.
¿Qué significaría esto? Simple: Moyano quiere asegurarse estar resguardado en sus fueros por posibles causas judiciales que se le vendrían en contra una vez concretada la ruptura con el Gobierno.
De lo anterior, deducimos dos premisas claras: * Moyano tiene totalmente decidido candidatearse a algo. * El rompimiento entre Hugo y Cristina es un hecho, sólo resta saber cuándo la Presidenta lo llevará a cabo.
Lo cierto es que Moyano es la persona clave por la que pasan las mayores incógnitas de cara a las próximas elecciones. A partir de su candidatura o no, o de su decisión de concretar el conflicto con Cristina antes o después del 23 de octubre se abren varios caminos que involucran a otras figuras políticas.
Tres para un lugar
La decisión más próxima que tendrá que tomar la Presidenta (por cuestión de plazos) es elegir al candidato que represente al oficialismo en la ciudad de Buenos Aires; y -lamentablemente para ella- el gremialista también se encuentra en el medio. Tomada, Boudou y Filmus convocaron a un acto poco festivo para “decir que no saben”: los tres precandidatos se encontraron envueltos en sus propias redes y –salvo aclarar que apoyan el modelo nacional- llenaron de incertidumbre al público presente al no dar ni siquiera una pista de quien terminará siendo el candidato “K”. Sucede algo más grave todavía: no se trata de una estrategia oficialista de estirar la decisión; sino que ni ellos mismos, ni la Presidenta tienen la más remota idea de quien resultaría más conveniente para enfrentar a Macri. Es en estos momentos de indecisión –seguramente- cuando Cristina extraña más que nunca al ex Presidente.
Definiendo brevemente a cada uno, debe decirse que Filmus representa al ala más progresista del kirchnerismo pero no goza de una buena relación personal con Cristina; mérito que sí posee Boudou (es uno de sus funcionarios preferidos) pero con la gran contra de ser el ahijado político de Hugo Moyano; Tomada es quien mejor representa a la combinación del kirchnerismo con el peronismo más ortodoxo.
La encrucijada de Cristina es vital: lo más sencillo sería elegir a Tomada, pero es el que menos mide en las encuestas. Lo que más le gustaría es que la represente su Ministro de Economía, pero no quiere pagar el costo de que se tome como un nuevo acercamiento a Moyano. Por su parte, Filmus se convierte en la opción más diplomática (mide casi igual que Boudou en las encuestas y es un “progre nato”) pero no existe en la Presidenta una convicción real de elegirlo.
En este caso, el tiempo se convirtió en un enemigo de la Presidenta y –para cumplir con los pasos estipulados- esta semana deberá decidirse. Más allá de las intimidades, Cristina sabe que los números mandan, por lo que el Ministro de Trabajo quedaría descartado. Entre seguir sus deseos e intuición a pesar de “coincidir” con su enemigo actual número uno (Moyano) y obedecer a los consejos del sector más progresista del kirchnerismo se reducirá la elección.
El lugar de Néstor
Junto con las presidenciales se llevarán a cabo las elecciones a diputados y senadores nacionales. Si bien es cierto que la mayor atención estará puesta en los cargos ejecutivos, las encuestas anticipan que tanto en la Nación (Cristina) como en la Provincia de Buenos Aires (Scioli) no se vivirán emociones vibrantes debido a la cómoda diferencia con las que los ganadores se consagrarán. Es por ello que la elección a diputado por la provincia bonaerense cobra mayor importancia; debe agregarse que es el mayor distrito del país (suma la mayor cantidad de diputados) y que fue el último puesto al que se postuló el ex Presidente Néstor Kirchner.
Quizás por todos esos condimentos Moyano se haya decidido a luchar por ese puesto: el gremialista quiere el primer lugar en la lista de legisladores. No se trata de un intento de acumulación de poder, sino de demostración del mismo; no le interesa al jefe de la CGT sumar personas de su confianza en la lista sino figurar como el máximo representante siendo el protagonista sobresaliente de la elección.
En el terreno bonaerense es donde radica la mayor tensión que salpica a Moyano. El gobernador Scioli sabe que cada vez mide mejor en las encuestas y no quiere que nada ni nadie entorpezca su camino. Una disputa por el primer lugar en diputados entre Moyano, Massa o cualquier otro oficialista le provocarían al gobernador la aparición de los fantasmas de la derrota que el propio Kirchner sufrió a manos de De Narváez en el 2009.
El mismo Scioli le habría advertido a la Presidenta sobre el peligro de que se produzca una interna en el peronismo bonaerense. Aquí Cristina puede tener una doble perspectiva sobre el tema. En primer lugar, se plantea la posibilidad de que el conflicto en la interna efectivamente le reste votos a Scioli, pero no vería con malos ojos que el bonaerense reciba un aviso a su popularidad; Scioli no es un kirchnerista nato y no caería mal que no demuestre un gran poderío en su terreno.
Por otra parte, las elecciones a gobernador y a presidente son conjuntas, por lo que quien no vote a Scioli tiene muchas posibilidades de no votar a Cristina. Desde este ángulo, no se encuentra lógica en que la Presidenta provoque una situación que le terminaría restando votos a ella misma.
Tanto en ciudad como en provincia, el cristinismo hoy tiene un problema con nombre y apellido: Hugo Moyano. Alrededor de él surgen varios interrogantes que solo el tiempo responderá: ¿Cuándo y cómo la Presidenta anunciará su reelección? ¿A quien elegirá para candidato en la ciudad entre tres personas que representan cosas totalmente diferentes? ¿Dejará crecer una ofensiva gremial contra Scioli en el territorio bonaerense? ¿O definirá la ofensiva final contra el jefe de la CGT? 
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