viernes, 13 de abril de 2012

LA ÚNICA SALIDA DEL ESCÁNDALO CICONNE PARECE SER LA RENUNCIA DE BOUDOU

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES

Las actitudes indiferentes asumidas por la Presidenta y la falta de tacto político del Vicepresidente hacen pensar que no hay otro camino posible.
Cuando el General Douglas MacArthur expuso ante el entonces Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt sus motivos para iniciar una invasión urgente sobre territorio japonés (luego del ataque nipón a Pearl Harbor), terminó su discurso con una frase que con el tiempo se convertiría en mítica: “Querido Presidente, todo lo que dije no es más que palabrerío barato; lo único cierto es que no hay peor desgracia para una Fuerza que las luchas internas, y ellas aparecen cuando faltan seguridad y convicción. Es cierto que si atacamos corremos el peligro de ser derrotados por la fuerza contraria, pero si no lo hacemos corremos el riesgo de un peligro aún mayor: ser derrotados por fuerzas propias que no confían en nuestro liderazgo”. 
Imagen: urgente24.comImagen: urgente24.comLas palabras de MacArthur bien podrían salir de la boca de cualquier funcionario/asesor de confianza de Cristina. En el Gobierno Nacional existe una creciente sensación de que se está perdiendo una batalla muy importante con el caso que sacude a Amado Boudou. La causa Ciccone vendría a ser el Pearl Harbor del kirchnerismo. Como nunca antes en nuestra historia, un Vicepresidente de la Nación se ve involucrado directamente en un escándalo de corrupción que podría ser meritorio de juicio político.
Lazos inocultables
Los vínculos entre Alejandro Vandenbroele (propietario de Ciccone Calcografía) y Amado Boudou son –a estas alturas- muy difíciles de esconder para el Vicepresidente. El allanamiento ordenado por la Justicia la semana pasada en la casa de Amado Boudou mostró lazos notorios entre quien es acusado de testaferro de Boudou (Vandenbroele) y el Vicepresidente. Vale aclarar que hoy Boudou no vive en esa casa: se mudó a mediados del 2011 y se la alquiló a un tal Fabián Carosso Donatiello, un amigo y socio de Vandenbroele. Donatiello no vive aquí en Argentina, en estos momentos radica en Madrid llevando a cabo un jugoso negocio millonario junto a su amigo.
Para pasar en limpio los detalles que develó el allanamiento a la casa de Boudou, se pueden mencionar tres puntos de suma importancia:
  • Vandenbroele figura como representante ante el consorcio del edificio
  • Expensas del departamento pagadas por el propio Vandebroele 
  • En los cuatro meses subsiguientes a que Boudou abandonase la casa, la cuenta del servicio de cable del departamento llegó a nombre de Alejandro Vandenbroele 
Luego de estas pruebas, puede considerarse irrisorio el intento desesperado del Vicepresidente de comprobar que no conoce a Vandenbroele. La justicia así lo cree y le será imposible a Boudou afirmar que lo descubierto obedece a simples casualidades.
Lo cierto es que el embrolló ya está descubierto, y ahora la lupa está puesta sobre la Presidenta para ver cómo reacciona frente a semejante denuncia. En el entorno de Cristina, manifiestan que ella está envuelta en una encrucijada: Si obliga a renunciar a Boudou cumple el cometido de su máximo enemigo: el Grupo Clarín; si no lo hace y mantiene a su ex chico mimado en el Gobierno, teme que esté estirando una agonía irrevocable y mientras más tiempo transcurra, peor serán los costos que pagará su Gobierno por la falta de acción.
Hoy, el kirchnerismo sabe que el caso Ciccone se convertirá en una gran piedra en su camino, no hay resultados positivos. Ministros como Florencio Randazzo y Nilda Garré ya hicieron sus declaraciones para intentar salvaguardar su persona, incluso sabiendo que sus aportes hundían más al Vicepresidente. Dichas actitudes no cayeron para nada bien en el despacho presidencial.
Zannini MacArthurtista
Desde el preciso momento en que el caso Ciccone tomó masividad, el Secretario Legal y Técnico Carlos “Chino” Zannini le aconsejó a la Presidenta cortar por lo sano y pedirle la renuncia a Amado Boudou.
Muchos lo acusaron de “alarmista” y de provocar decisiones disparatadas ya que “el método del kirchnerismo no es el de dar por perdidas las batallas antes de tiempo”, era el lema de los cristinistas.
Coherente con su tradición política (que lo unió, desde los comienzos, al ex Presidente Néstor Kirchner), Zannini le anticipó a Cristina que era mejor “actuar” y que no se ganaría nada (sino por el contrario, se perdería mucho) si se dejaba pasar el tiempo esperando que la “oposición mediática” (Clarín) siga atacando. A pesar de ser una de las personas a las que más escucha (en orden de jerarquía, luego de Máximo Kirchner y antes de Héctor Iscazuriaga), Cristina prefirió mantener la pasividad y sólo le aplicó una notoria “indiferencia” al acusado.
Vale recordar un detalle importantísimo para demostrar la insistencia de Zannini: Cristina pensaba en mantener al “amigable” juez Norberto Oyarbide en la causa Ciccone pero debido a los reiterados pedidos de Zannini (con el aval de Máximo), Cristina convenció a Oyarbide para que se declare incompetente en la causa. Este podría considerarse un punto de inflexión en el porvenir de Boudou. Conocedores del mundo “K” lo definieron como el hecho en el que Cristina le soltó la mano al Vicepresidente.
Pero todo tiene un límite. En las últimas horas del miércoles pasado, la Presidenta se habría comunicado con Boudou y terminó su reto diciéndole: “Hacete cargo de esto”. Nadie sabrá si Cristina conocía –de antemano- el discurso que Boudou pronunció el jueves en el Congreso, pero quienes creen en el olfato político de la Presidenta aseguran que es imposible que Cristina haya permitido que el Vicepresidente cometa semejante despropósito.
“Boudou no hizo más que abrir un montón de frentes juntos que el kirchnerismo no está preparado para afrontar”, declaró el funcionario oficialista Luis D’Elía. Más que cierta resulta la frase del piquetero “Rafecas, Rivolo, Magnetto y Righi parecen ser bastantes enemigos de peso para enfrentarlos juntos. Además, el discurso de Boudou fue improcedente, incongruente y contradictorio”.
En primer término acusó a Magnetto (C.E.O de Clarín) de liderar un grupo mafioso. Para el ciudadano común, surgieron dos interrogantes con respuestas que sólo perjudican al oficialismo. Si es cierto, ¿Cómo puede ser que el Gobierno Nacional (se supone, el sector más poderoso del país) no pueda desarticular una mafia?¿Quién nos protege? Si no es cierto ¿Cómo el Vicepresidente puede apelar a semejante acusación para salvaguardar su persona?
Seguidamente, las acusaciones contra Rafecas (Juez reconocido internacionalmente) de “mafioso” cómplice de Clarín no tienen fundamento alguno. ¿No se enteró el Vicepresidente que el mismo Juez Rafecas posee una denuncia y amparo del mismo Grupo Clarín por Papel Prensa? Los saludos públicos y apoyos de diferentes personajes importantes solidarizándose con Rafecas no se hicieron esperar.
En ocasiones, parece poco serio plantear como una guerra la contienda librada entre el kirchnerismo y el Grupo Clarín. Pero las propias declaraciones de funcionarios oficialistas llegan a convencer de que no se está frente a un conflicto de intereses más. Ahora bien, manteniendo una guerra  a un grupo mafioso (como el mismo Boudou lo calificó a Clarín), es oportuno abrir otro frente contra la justicia. “La situación con Comodoro Py nunca volverá a ser la misma”, admitieron en el kirchnerismo.
Desde el ángulo u óptica que se lo mire, el caso Ciccone parece tener una sola salida política para el Gobierno: la renuncia de Boudou. Con la pasividad de Cristina o con el accionar activo de Zannini o MacArthur, la renuncia del Vicepresidente parece ser impostergable. Será tarea de Cristina y su conjunto de asesores asumir el golpe de la mejor manera posible.
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LOS DE ABAJOS SUFREN POR LA PELEA DE LOS DE ARRIBA

MINUTORIOJA
LA RIOJA

Desde el momento en el que el Intendente cuestionó duramente al Gobernador Beder Herrera (allá por fines de febrero), nuestra provincia fue testigo de una lucha encarnada entre las dos figuras políticas con más poder de La Rioja. 
Desde Minutorioja, definimos al enfrentamiento como “La Guerra de Beder vs Quintela (o Provincia vs Municipio)”. Algunos medios que se consideran de ‘elite’ nos acusaron de alarmistas, calificándonos de extremistas y fatalistas. Esos mismos medios, hoy suelen poner en las bajadas o ante títulos de las noticias referidas a este enfrentamiento “La Guerra que viene”. 
Más allá de estos chiquitajes mediáticos, lo cierto es que nuestros líderes políticos no cesan en sus ataques y –como siempre- las únicas víctimas son los ciudadanosAl quintelismo lo caracteriza el método más frontal y pasional. El bederismo, en cambio, prefiere el silencio y actuar con investigaciones que comprometan a la oposición. Un claro ejemplo del primer caso son las interminables acusaciones públicas de la mayoría de los dirigentes quinielistas al Ministro de Hacienda Provincial Ricardo Guerra. La investigación sobre los fondos en el área de Odontología del Ministerio de Salud cuando lo comandaba Juan Carlos Vergara (de notoria raiz quinielista), es una vasta demostración del segundo caso.
Esta semana, el hecho en el que ambos bandos eligieron hacer hincapié para seguir confrontando, fue el pago por parte del Municipo de los PIL. El dinero proveniente para abonar esos planes proviene de la Provincia. Conocedor de ello, el Gobernador ordenó no depositar el dinero correspondiente para esos pagos hasta el último día. Por su parte, el Municipio, mientras veía que la fecha límite para efectuar el pago (los 10 de cada mes) se acercaba y el dinero no aparecía; denunció públicamente al Ministro Guerra de no cumplir con el Pago. 
Acusaciones iban y venían al por mayor de ambos ámbitos (municipal y provincial). Cada funcionario peleaba por demostrar que su sector era el más fuerte, o –como se dice en el barrio- la tenía más larga. Ahora bien, ¿Quién pensó en el ciudadano común? ¿Quién pensó en el trabajador que debía cobrar su sueldo y veía que corría peligro por la pelea de Quintela y Beder? ¿Quién pensó que lo que para ellos es un vuelto, para el riojano común consiste en el sustento fundamental para llegar a fin de mes?
En plena Guerra Fría, cuando John F Kennedy y Nikita Kruschev se decían de todo y mantenían en vilo al mundo por una posible guerra nuclear, el pensador francés Michael Foucault definió la pelea con una magistral frase: “Ellos (por Kennedy y Kruschev) agigantan su figura con cada agravio (quedan como héroes por defender su causa), pero no se dan cuenta que al mismo tiempo denigran y matan a sus ciudadanos que padecen su furia (por la Guerra de Vietnam)”. Salvando las enormes distancias entre una Guerra en serio (como la Guerra Fría) y una de simulacro (como la de Beder-Quintela), bien podría tomarse la frase de Foucault con una pequeña modificación: “Beder y Quintela agigantan su figura con cada agravio, pero no se dan cuenta (o aún más grave: si lo hacen, pero no les interesa) que al mismo tiempo denigran y humillan a todos los riojanos (que poco les interesa la politiquería barata y sólo piensan en llegar a fin de mes)”
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lunes, 9 de abril de 2012

LAS MALVINAS SON ARGENTINAS, PERO... ¿POR QUÉ?

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES
Te presentamos un breve resumen de la historia de nuestras Islas. En lugar de contestar “Porque sí”, te damos bases sólidas para que fundamentes tu respuesta acerca de por qué nos pertenecen.
Existe una sensación indiscutible en nuestro país de que “Las Malvinas son Argentinas”. Millones de calcomanías, graffitis, los nuevos ávatars, etc. así lo demuestran. Pero a la hora de interrogar sobre la causa de esa afirmación (la cual es indiscutible e inapelable), no son muchos los argentinos que pueden contestar convincentemente. La pregunta es simple ¿Por qué las Islas Malvinas son Argentinas?; si exceptuamos el inservible “Porque sí”, pareciera no haber muchas más respuestas.
Esta nota tendrá por objetivo que todos los argentinos tengamos una base sólida para poder justifican una verdad epistémica: Las Malvinas son Argentinas.
Para comenzar, es imperioso detallar –año por año- un breve resumen sobre el origen de las Islas Malvinas:
  • 1520. Las Islas Malvinas fueron descubiertas por Esteban Gómez, tripulante de la nave San Antonio, uno de los barcos de la expedición de Magallanes. Según la delimitación de tierras de las bulas papales, las islas pertenecían a España. Sin embargo, navegantes ingleses, holandeses y franceses llegaron a las islas en diversas oportunidades. Es imprescindible volver a destacar que la delimitación oficial de tierras le adjudica el territorio a España. 
  • 1760. En este año se produce la primera intención seria del Reino Unido de apropiarse de un territorio ajeno. El capitán de la marina británica John Strong navegó por el estrecho de San Carlos, que separa las Malvinas, y lo llamó estrecho de Falkland en recuerdo de sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland.Aunque parezca inverosímil e increíble, este es el antecedente más serio que poseen los británicos para considerarse los legítimos soberanos de las Malvinas: una simple “navegación”. 
  • 1764. Francia comenzaba su proceso hegemónico sobre una gran parte del territorio mundial y las Malvinas no quedaban exentas a ello. Se produce una ocupación francesa por parte de Luís de Bougainville, quien fundó el puerto de San Luís en la isla oriental. Los franceses llamaron a las islas Malouines, porque ese era el nombre dado a los nacidos en Saint Maló, el puerto francés de donde procedían. Los españoles obtuvieron el puerto de San Luís tras una serie de protestas y transformaron Malouines en Malvinas.  
  • 1765. Este año nace el nombre “Falkland Islands”. Una expedición inglesa llegó a las islas y las denominó de esta manera. 
  • 1770. La potestad de las Islas vuelve a dominio Español. Las fuerzas de ocupación inglesas fueron desalojadas por España, que reclamó la soberanía de las Islas por vía diplomática.  
  • 1776. Se crea el Virreinato del Río de La Plata y las Malvinas pasan a depender de la gobernación de Buenos Aires. Desde 1774 hasta 1810, España nombró sucesivos gobernadores para el archipiélago. 
  • 1820. La fragata Argentina La Heroína fue enviada a Malvinas para tomar posesión definitiva de las islas.  
  • 1825. Tal vez este año sea el puntapié diplomático para reclamar la soberanía argentina de las Islas Malvinas. En 1825 se produjo un hecho significativo: Gran Bretaña reconoció la independencia argentina y no reclamó las islas 
  • 1828. El Gobierno de Buenos Aires otorgó a Luís Vernet, en concesión, el Puerto Soledad para que construyera una colonia. Para ello, llevó a cien gauchos e indios de las pampas, hábiles en la cría de ganado.  
  • 1929. Vernet fue nombrado Gobernador de Malvinas. Y ese mismo año Gran Bretaña reclamó su derecho de soberanía sobre las Islas, adjudicándose su descubrimiento. Una pregunta que a los británicos les cuesta contestar: ¿Qué pasó con el reconocimiento de independencia de 1825? 
  • 1933. Año trascendental en la historia de las Islas. Gran Bretaña tomó las Malvinas bajo su dominio, expulsando a las autoridades criollas. Desde entonces, la Argentina no ha dejado nunca de reclamar su soberanía sobre el archipiélago. 
Desde este año, el archipiélago estuvo siempre bajo dominio británico y nuestro país nunca pudo poner en duda esa situación; ni siquiera con el burdo intento de la dictadura argentina del 2 de abril de 1982. Si bien la Argentina insinuó siempre un reclamo de soberanía, a lo largo de la historia se pueden distinguir dos momentos cruciales. Antes de Perón y después de Perón. Hasta 1941, cuando el General comienza a hacer sus primeros pasos en la política argentina, el reclamo de nuestro país fue demasiado tibio.
Por brindar sólo unas pruebas, basta recordar que la relación de Juan Manuel de Rosas (personaje argentino con más poder en el período 1820-1850) puede calificarse como óptima. No debe olvidarse que cuando Rosas fue derrotado por Urquiza se exilia justamente en territorio inglés, hasta su agónica muerte.
Otra prueba fundamental de la “aceptable” relación de Argentina con Inglaterra es la firma del pacto Roca-Runciman en la década de 1930, pacto en el que se basaría la economía de nuestro país. Todo cambió con la llegada de Juan Domingo Perón al poder. El sentimiento ultra nacionalista del General hace que Malvinas sea una de las causas por las que nuestro país (aunque oficialmente se declaró neutral) apoye a las fuerzas del Eje (Italia y Alemania) en la Segunda Guerra Mundial, oponiéndose a Occidente, hasta ese momento en manos de Gran Bretaña.
La canallada de Galtieri
Con la llegada de la página más cruel en la historia de los argentinos, Malvinas se convirtió en el manotazo de ahogado que un régimen acabado intentó dar para reconquistar el beneplácito de los ciudadanos. En 1982,Leopoldo Fortunato Galtieri sabía que el Proceso de Reorganización Nacional tenía sus días contados.ANTES DE COMENZAR LA GUERRA, SABÍA QUE ESTABA PERDIDA. Según informa el libro “Malvinas: La Trama Secreta”, Galtieri y el presidente norteamericano Ronald Reagan tuvieron una charla telefónica en la que el mandatario estadounidense le rogó que no inicie su plan militar en las Islas. Reagan le aclaró a Galtieri que los Estados Unidos seguían siendo neutrales en la lucha de soberanía sobre el archipiélago, pero le anticipó claramente que si Argentina utilizaba la fuerza, Estados Unidos se declararía pública y abiertamente a favor de Gran Bretaña.
Minutos después de terminada la charla telefónica, Reagan le escribió una carta a su par inglés (Margaret Thatcher) manifestándole lo sucedido. La frase final resume la misiva: “Si Argentina utiliza la fuerza, nuestro Gobierno respaldará a Gran Bretaña”. Los hechos demostraron que Reagan no faltó a la verdad, y no sólo respaldó a Thatcher, sino que le facilitó cuanta ayuda le fuera necesaria a los ingleses para terminar lo antes posible con la aventura de Galtieri.
Antes de continuar, es necesario exponer un par de preguntas que pueden considerarse obvias pero que en el momento parecieron pasarse por alto. Luego de la conversación con Reagan, ¿Galtieri pensó que tenía algún tipo de posibilidades de salir airoso de la Guerra¿Argentina estaba en condiciones de vencer a las dos máximas potencias mundiales juntas? En las respuestas a estos interrogantes se justifica el calificativo de “Canallada” a la actitud de Galtieri.
El 2 de abril de 1982, el Comandante en Jefe de nuestro país (Galtieri) dio la orden de invadir las Islas Malvinas para iniciar la recuperación del archipiélagoLa Guerra sólo duró 74 días y –más allá de la confusión de algunos medio argentinos- nuestro país nunca estuvo ni cerca de vencer. Algunos especialistas en la materia castrense consideraron la expedición argentina como un “Ataque Kamikaze”.
Lo cierto es que todo esto ya es parte de la historia, nada podrá hacerse para cambiarlo. Si, en cambio, puede trabajarse duramente para “revertirlo”. “No se puede resolver un problema si no se reconoce que existe”, sentenció en su momento Sigmud Freud. Las Malvinas fueron, son y serán Argentinas. De su soberanía no hay dudas. Pero para que los argentinos podamos recuperar políticamente a las Islas, será necesario trabajar en una política de estado exterior seria que se mantenga en el tiempo; y que no cambie constantemente según el color político del Gobierno de turno.
Para iniciar ese camino, resulta fundamental la discusión sobre la evocación de este día. Recordemos a nuestros combatientes y rindámosles los honores correspondientes, pero: ¿Es correcto “conmemorar” el día en el que se decidió la máxima canallada con relación a las Islas?
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EL PELIGRO DE INCURSIONAR EN LOS MEDIOS Y LA POLÍTICA A LA VEZ

MINUTORIOJA
LA RIOJA

Hace ya varios años se ha definido a los medios de comunicación como el cuarto poder. Especialistas en la materia como Humberto Eco, Michel Foucault y Emile Durkheim apoyaron esa noción sustentándolo con sus respectivas teorías. A su vez, es sabido que para que la democracia prospere correctamente es recomendable respetar la tan preciada “independencia de poder”. Si seguimos el silogismo lógico, llegamos a la conclusión que quien incursiona en los medios de comunicación, no puede intervenir en política (o viceversa).
En los últimos días, nuestra provincia ofreció un claro ejemplo que refleja lo narrado en el párrafo anterior. Néstor Titi Bosetti es el Ministro de Infraestructura del Gobierno de la Provincia. Sin embargo, no llegó a ese puesto fruto de la militancia política; sino que lo hizo por la popularidad conseguida a través de su medio de comunicación: Radio Fénix. Es decir, estamos hablando de un empresario que incursionó en los medios de comunicación para luego intervenir en política. 
Quizás no entre en plena discusión los antecedentes de Bosetti (como los de cualquier político), pero si lo hace el hecho de que el Ministro siga totalmente vinculado al medio. El Ministro cuenta con un medio de comunicación propio para disponer a su antojo. ¿Cuál es el Problema? Veamos… Durante la última semana el multimedio de Bosetti se encargó de desparramar el rumor sobre una posible renuncia del Ministro de Educación Walter Flores. Casualmente (o causalmente), el segundo puesto en jerarquía en la cartera de Educación lo ocupa Gustavo Varas, bosettista de la primera hora. Si Flores dejaba su cargo, seguramente sería Varas el encargado de ocupar su lugar.
La lucha de intereses en cuestión es clara: Bosetti utilizó la fuerza de sus medios de comunicación para ‘forzar’ la renuncia de un ministro y obtener como resultado un beneficio propio. Finalmente, el propio Gobernador fue el encargado de desmentir cualquier tipo de rumor. “Si lo hubiese querido a Varas de ministro, lo hubiese puesto hace cuatro años”, declaró el Gobernador a una fuente de Minutorioja. 
El pasar de los días confirmó la primicia de Minutorioja: Walter Flores continúa en su cargo y no se espera ningún cambio en ningún Ministerio. 
Esta vez, las operaciones mediáticas no dieron sus frutos, pero quedan varios interrogantes para que los riojanos intentemos contestar si queremos madurar como sociedad: ¿Está bien que un Medio confunda a los ciudadanos sin pagar ningún precio? ¿Es correcto, ético y moral que un funcionario público mantenga lazos directos con un Multimedio de Comunicación? ¿No posee una ventaja el Ministro de Infraestructura con respecto a sus pares por el hecho de poseer un Medio de Comunicación?
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