BUENOS AIRES
El enfrentamiento entre las dos opciones políticas más importantes del país resulta inocultable. Las causas pueden encontrarse en una frase del ex presidente argentino.
Nadie puede discutir que Juan Domingo Perón fue uno de los hombres políticos más importantes de la historia argentina. Una de las frases que demuestra su capacidad de estadista, fue la que pronunció cuando inició su segunda campaña presidencial para definir el escenario electoral: “El 30% está conmigo, me ama (es peronista); otro 30% me odia (es gorila); y –finalmente- hay un 40% de indecisos (liberales). El que sepa conquistar mejor a esos indecisos es quien gana la elección”.
Historiadores y analistas políticos coinciden en que la frase de Perón sintetiza horas y horas de análisis y teoría. Lo que el General expresó en menos de tres renglones,
El enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015. Imagen: periodicotribuna.com.ar ni libros enteros de teoría política lo pudieron explicar tan claramente. Desde Perón en adelante, la historia ha demostrado que en todas las elecciones presidenciales se ha vivido un panorama similar al que describió el ex presidente.
En cada elección, el candidato justicialista suele contar con una base del 30 por ciento de los votos. Según el momento político que se viva, tiene más o menos posibilidades de conquistar ese 40 % de indecisos. Sin embargo, sabe que hay una porción del electorado (30%) al que no llegará jamás. Hoy, el enfrentamiento entre Scioli y Cristina puede definirse como la lucha por consagrarse como el líder peronista que contará con el piso del 30% en las elecciones del 2015.
Reconocimiento oficial de enfrentamiento
Darío Díaz Pérez es el Intendente de Lanús. Llegó al Gobierno de la mano de Néstor Kirchner y lo ha caracterizado –desde sus inicios en la política- el hecho de mantener un perfil bien bajo y tranquilo. A diferencia del ala dura “K”, la figura de Díaz Pérez no se distingue por producir rutilantes o estruendosas declaraciones. “Es de los que no hablan”, suelen decir en Lanús cuando se pregunta por el perfil de Díaz Pérez.
Curiosamente, el máximo mandatario ejecutivo de Lanús fue el elegido por el Gobierno Nacional para hacer públicos –por primera vez- cortocircuitos directos entre Cristina y Daniel Scioli. Según el relato de Díaz Pérez, en una conversación que mantuvo con la Presidenta, ella le dijo que “Scioli pasa mucho tiempo con Los Pimpinela y poco tiempo trabajando”.
Luego de que Díaz Pérez habló, algunas voces oficiales salieron a desmentirlo. Es parte de la metodología “K”: instaurar el tema en cuestión (en este caso, la ruptura con Scioli) extraoficialmente para no dar la razón a los rumores de “la Corpo”, aminorando el futuro y posible impacto negativo cuando sea la propia Presidenta la que lo reconozca.
Ahora bien, si se tratase de otro mandatario -con deseos de protagonismo a cualquier precio-, podría aseverarse las desmentidas de parte del oficialismo; pero tratándose de alguien que “no es de hablar”, resulta improbable que Díaz Pérez haya optado –por si solo- por escoger una historia tan polémica y trascendental para esbozar sus primeras palabras. Sería más apropiado pensar que se trata de una nueva operación del kirchnerismo para “relatar” su visión de los hechos.
Aunque las críticas de representantes kirchneristas a Daniel Scioli se incrementen con el paso de los días, existe una especie de ocultamiento del cortocircuito entre Gabriel Mariotto y Scioli. Es cierto que se trata de un enfrentamiento inocultable, pero el conocimiento público de dicho conflicto se edifica como un karma en los “K”. ¿Cómo es posible que Cobos haya sido acusado –por ellos mismos- como traidor por un solo voto contrario a la voluntad de Cristina y Mariotto no lo sea aunque –día a día- trabaje para contrarrestar el poder de Scioli? El seno íntimo de Cristina trabaja ávidamente para poder contestar ese interrogante.
El perfil de Scioli
En la columna de la semana pasada, hablamos de la necesidad del kirchnerismo de construir un enemigo para consolidar su poder. En su aparente (solo aparente) intención de aclarar que “las cosas con Cristina están bien”, Daniel Scioli no frenó su embestida para diferenciarse de la metodología “K”. “Mis únicos enemigos son los delincuentes y las drogas”, respondió el Gobernador bonaerense a uno de los periodistas presentes.
En su espacio de todos los domingos en La Nación, Joaquín Morales Solá sentenció: “Daniel Scioli afirmó que es un político sin enemigos. ¿Hay algo más diferente del kirchnerismo?”.
En el entorno “K” no terminan de entender por qué el Gobernador bonaerense sigue subiendo en las encuestas. Les resulta inexplicable que su figura se mantenga protegida de la embestida mediática y popular que sufre Cristina. Por lo bajo se preguntan: “¿Cuáles son las virtudes de Daniel?”.
Con razón, argumentan que Scioli está lejos de ser un buen administrador; mucho menos un estadista. Los problemas que está viviendo con el pago de los aguinaldos así lo expone. Tampoco puede considerarse la figura de Daniel Scioli como la de un orador deslumbrante. No es de esos políticos que sume simpatías con un carisma inagotable.
La gran virtud del Gobernador es tener la capacidad para atravesar y franquear todo tipo de tormentas sin salir mojado. Supo lidiar con el mismísimo Néstor cuando era su Vice. El final parecía tener dos caminos: la ruptura con Kirchner o la condena de la opinión pública por ser un esclavo “K”. Sin embargo, Scioli encontró una tercera opción: cuando parecía que la prensa y la opinión pública ya lo había catalogado como un vicepresidente inútil que sólo obedecía las órdenes de su amo, logró sobreponerse como un vice servicial, que le permitió arribar a la gobernación de la provincia más importante del país. Situación similar vivió en el enfrentamiento Menem vs Duhalde a fines de los 90: fue uno de los pocos menemistas que salió airoso de ese enfrentamiento.
En el "saber escuchar" pluralidad de criterios, intentar entender al otro, preferencia de la amistad por la enemistad; tal vez los estudiosos "K" encuentren respuestas a las virtudes de un político que consigue aumentar su imagen positiva, a la vez que se diferencia del kirchnerismo. Claro está que todas esas características son cualidades que tanto Néstor como Cristina nos han negado hasta ahora.
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