martes, 3 de julio de 2012

HABEMUS OPOSICIÓN!!!

REVISTA MAGNA
BUENOS AIRES


Para los anti “K”, la “ausencia de oposición” se convirtió en el elemento fundamental para explicar las victorias del kirchnerismo. Moyano y Scioli pusieron fin a ese escenario.

Antes de asumir su mandato, el ex Presidente Néstor Kirchner declaró en una entrevista a Clarín: “Sólo le temo a Moyano y a Magnetto”. Cuando asumió, el pingüino supo hacer migas con ambos. Durante dos años, todo fue color de rosa para Kirchner. En una misteriosa cena con el CEO de Clarín en el 2005, Néstor pensó que tenía el poder Moyano sabe que en el Gobernador de Buenos Aires tiene un aliado vital para su objetivo. Imagen: http://tallerlaotra.blogspot.com.arMoyano sabe que en el Gobernador de Buenos Aires tiene un aliado vital para su objetivo. Imagen: http://tallerlaotra.blogspot.com.arsuficiente para romper con Magnetto; sin embargo, nunca osó enfrentarse al líder de los camioneros. “No me gusta hablar con Moyano, pero tengo que hacerlo”, solía repetir el entonces Presidente entre sus íntimos.
Cristina ejecuta la metodología “K” poniendo en práctica una diferencia radical con su marido. Si bien a ella tampoco “le gusta hablar con Moyano”, siente que no tiene la obligación de hacerlo. El enfrentamiento de Cristina con Hugo Moyano no es sindical, es político. No se discute una suba salarial del 30%, se debate una paradoja ideológica dentro del peronismo que –hasta ahora- ni siquiera la historia pudo dilucidar.
El jefe de la CGT quiere eliminar el impuesto a las ganancias a los camioneros solteros que ganan 5.000 pesos. Para Moyano, no importa el valor del sueldo que tengan sus dirigidos (envidiado por muchos otros rubros); ellos siempre serán los “pobres trabajadores” y no es correcto hacerles pagar un impuesto a la “ganancia”. Esos impuestos son para los “ricos”, para los empresarios o campesinos que no “sudan la gota gorda”. “Perón no se las agarraba con los trabajadores”, disparan los moyanistas.
El reclamo de Moyano esconde una gran dicotomía ideológica entre el cristinismo y el peronismo. Según el líder de los camioneros, para los “K” los trabajadores son una excusa que les sirvió para ganar terreno en la construcción de su espacio político, son parte importante del Gobierno, pero no son “El Gobierno”; para Perón –en cambio- los trabajadores eran la esencia del Gobierno. En otras palabras, Moyano cree que “a Cristina los trabajadores le sirvieron para enfrentar al campo en el 2009 cuando la cosa estaba dura, pero ahora que todo está ‘relativamente’ bien los tiene olvidados”.
La óptica de Moyano
En el creciente enfrentamiento con el Gobierno Nacional, Hugo Moyano tiene dos objetivos claros. En primer lugar, el camionero desea instaurar un espacio político alternativo al kirchnerismo dentro del peronismo. Consecuentemente, sabe que eso será imposible si no cumple su segunda meta: conservar la jefatura de la Confederación General del Trabajo (CGT) y demostrar su liderazgo entre los trabajadores.
Para mantenerse al frente de la CGT, Moyano cuenta con una importante ayuda de la realidad económica que está viviendo la Argentina: el trabajador de clase media (aquel que Moyano necesita conquistar para confirmar su liderazgo), que comienza a preocuparse por el costo de vida y por su estabilidad laboral.
En cuanto a la creación de un espacio propio dentro del Partido Justicialista, la tarea de Moyano será más difícil. Desde sus inicios, el kirchnerismo demostró que la pluralidad de poderes no es algo que pregonen. Sus métodos de aniquilamiento contra los “desertores” serán recordados como los más feroces de la historia argentina (dentro de los procesos democráticos, claro).
Sin embargo, no está solo en esa rutilante misión. Moyano sabe que en el Gobernador de Buenos Aires tiene un aliado vital para su objetivo. Las reuniones que mantuvo Daniel Scioli con Roberto Lavagna y Hugo Moyano confirman que el kirchnersimo y el sciolismo no son compatibles.
El gremialista es consciente de que su déficit más grande es la escasa popularidad que ostenta: como todo sindicalista, le resulta difícil plasmar en la sociedad todo el enorme poder que mantiene es su Gremio. Por el contrario, Scioli goza de una popularidad altísima, pero carece de influencia neta sobre los sectores de poder que conforman el aparato necesario para ganar una elección. Hugo y Daniel parecen complementarse. Lo que no tiene uno, le sobra al otro y viceversa.
El cristinismo reconoció a Scioli como opositor
Desde este espacio venimos sosteniendo –hace tiempo- que Daniel Scioli tiene los días contados dentro del kirchnerismo. Los hechos y la realidad marcan que así será. Pero –hasta ahora- ninguno de los dos sectores había dado una muestra clara y concreta del distanciamiento. Sobraban gestos provocativos de ambas partes, pero nunca se habían enfrentado directamente: le dejaban esa tarea a la prensa.
El pasado jueves, fue el cristinismo quien decidió tirar la primera piedra y declarar a Daniel Scioli como un referente opositor. Es un secreto a voces que el programa televisivo 6,7,8 (Canal 7) cumple la función de operar como medio que marca la agenda política del oficialismo. Sólo los oficialistas ultra “K” ocupan esos asientos y demarcan el terreno político.
Narrando su versión sobre el paro decretado por Hugo Moyano, el programa tituló la nota “La operación de Moyano, Clarín, Barrionuevo ¿y Scioli?”. Es clara la variable que asemeja a los primeros tres elementos: todos son reconocidos –por el propio Gobierno- como enemigos del kirchnerismo. Ahora bien, ¿Qué intentó expresar el cristinismo con la inclusión del nombre del Gobernador de Buenos Aires entre los enemigos?
Cierto es que Scioli le dio sobradas pruebas al Gobierno nacional sobre su “incumbencia” en la revuelta de Moyano, pero también es verdad que Scioli nunca reconoció públicamente estar en contra de alguna medida del Gobierno. La posición de Daniel Scioli es clara: “No hay dudas de que en el 2015 los enfrentaré, pero no voy a ser yo quien abandone el kirchnerismo, quedando como un traidor (como Cobos)”. Con lo puesto: ¿Cayó Cristina en la trampa de Scioli? ¿Logrará el mandatario bonaerense despegarse del kirchnerismo sin quedar como un traidor? Para ser presidente, Scioli sabe que necesita de muchos votos de ese 54% que eligió a Cristina el año pasado.
Desde el arribo de Néstor al poder, los anti “K” justificaron los reiterados éxitos electorales y gubernamentales del kirchnerismo en la “ausencia de oposición”. Desde ahora, ya no podrán escudarse en ese factor. El 2012 será recordado como el año en el que apareció la oposición política al Gobierno de Cristina. ¿Podrá el oficialismo superar eso?

No hay comentarios:

Publicar un comentario